Revista Diario

Cómo sobrevivir

Publicado el 08 diciembre 2014 por Rocío @catpeoplees

Ciudad y bicicletas

En el anterior post te contaba que, con tanto ajetreo de semana, se me había pasado el día de publicar la viñeta del martes.

No sé si también te habrá pasado algún momento en tu vida en el que te lo replanteas todo de arriba a abajo. A mí me pasó antes de irme de beca a Uruguay, y pensé que ese período me iba a venir bien para reflexionar, para saber qué camino escoger, porque sí: terminaba la segunda carrera y seguía igual de perdida. Al final Montevideo fue una experiencia muy buena a nivel personal, porque pude ver que era capaz de vivir lejos muy lejos, pero también fue una especie letargo y al volver a casa ¡zas! choqué de nuevo con la realidad: volví a casa de mis padres, ahora a Madrid y de nuevo a planteármelo casi todo.

Caminos abiertos y dilemas

Para aclararme e intentar analizar contigo por qué estoy en esta situación voy a contarte que tengo varios frentes abiertos ahora mismo:

  • Un proyecto que empecé con un compañero hace unos cinco años y que, aunque nos ha dado muchas satisfacciones, sobre todo por el aprendizaje que ha sido para los dos, en los últimos tiempos ha empezado a ser más una carga: ahora mismo, por volumen de trabajo, nos exigiría una dedicación 100%; el problema principal es que, aunque hasta ahora nos había dado para sobrevivir, en el último año con una inversión en horas muy grande, apenas hemos recibido a cambio unos  200€ al mes (las cuotas de autónomos hacen estragos); hemos tenido problemas con pagos, trabajos grandes realizados que finalmente no se abonaron (sí pecamos de ingenuos al no tener firmado un contrato inicial) y bueno, 200€ estaría bien si estuviéramos comenzando o si fuera un hobby y tuviera algo más a lo que atenerme. Mientras tuve la beca pude compaginar ambos, pero ha llegado un punto en que la situación ya no es sostenible y eso me ha dado mucha inseguridad, lo que también ha hecho que disminuya mi motivación por el proyecto. ¿En qué momento un proyecto empieza a ser un coste hundido? Leí este artículo en Vivir al Máximo y la verdad, me hizo plantearme muchas cosas.
  • El punto anterior me lleva a donde estoy. Seguir viviendo con mis padres, en este momento, no me ayudaba nada a buscar una alternativa. Sí, podía ser una solución temporal, pero nunca definitiva, así que me vine a Madrid con Pingüino y en medio del agobio decidí buscar un trabajo por cuenta ajena. Llegué a Madrid y me puse a echar currículums como una posesa. Sé que no es el mejor momento, pero sinceramente creo que formación a estas alturas me sobra y que puedo aportar valor en cualquier cosa que haga si me dan la oportunidad. Si te surge la misma duda, lee este artículo de OyeDeb! a mí me vino como agua de Mayo.
  • Por otro lado, con unas amigas hemos empezado también a poner en marcha un proyecto. Estoy muy ilusionada y sé que, salga como salga, nos lo vamos a pasar muy bien, porque lo tomamos como un juego, como un laboratorio de ideas y esa motivación, esa chispa es algo que me hace falta ahora mismo para recuperar el norte. De todas formas soy consciente de que va a tardar en producir sus frutos, lo que me lleva de vuelta al punto anterior.

Y ahora, ¿cómo elegir?

De las ofertas de trabajo que eché me llamaron de tres empresas, en las que pasé el proceso de selección. Hice una primera entrevista, luego una segunda; en dos de ellas me seleccionaron como candidata idónea, pero en una de ellas hacía falta una tercera entrevista con los directivos.

Una tenía un sueldo bastante superior a la otra, pero aun así no tenía claro cual prefería:

  • La del sueldo inferior (voy a llamarla empresa A) estaba mucho más cerca de casa, caminando a unos 20 minutos, además de que es una empresa con una filosofía que comparto bastante, que apuesta por un desarrollo sostenible, tienen transporte público para los trabajadores y además las comidas están incluidas en el salario. Los contra: serían tres meses, prorrogable a seis y después es muy posible que nada.
  • La del sueldo superior (a la que llamo empresa B) es una empresa de una temática que no conozco demasiado. Está situada en un pueblo a unos 20 minutos en coche y en un polígono. En principio pensé que sería posible llegar en transporte público; hay una estación de cercanías a unos 20 minutos caminando según Google; pero al llegar ¡oh! ¡sorpresa! la conexión existe pero hay un tramo de 10 minutos que tienes que hacer por el arcén de una carretera, y no hay otro transporte posible que no sea el coche (por lo visto hubo un autobús pero también se lo llevó la crisis). En total me llevaría casi hora y media llegar allí si opto por no conducir, incluyendo el momento arcén que, ciertamente, me resulta un poco peligroso. Este trabajo es de mayor responsabilidad, podría crecer con la empresa y tendría posibilidad de incorporarme a la plantilla tras un período de prueba de tres meses. El contra principal: llevo años sin conducir y soy una activista de la bicicleta y del transporte público; ya sé que me dirás que el coche hoy en día es algo fundamental, pero a mí me gustaría seguir viviendo sin tener que utilizar uno todos los días, me daría más tranquilidad y viviría en equilibro con mi forma de pensar. Este artículo que leí el jueves refleja en buena medida mi sentimiento con respecto a los coches y las ciudades.

Así que con un poco de lío, decidí pedir consejo a familia y amigos; muchos me dijeron: el que pague más; otros: escoge lo que te vaya a hacer más feliz; vale, de acuerdo, pero ¿cómo saberlo por adelantado?

Finalmente me llamaron de la primera (A), tras la entrevista, al día siguiente: el puesto era mío si lo quería.

Y la segunda (B) tras la entrevista me dijeron: en dos días te damos una respuesta.

Así que me pasé media semana preocupada, porque una empresa me exigía una respuesta que no podía retrasar y la otra estaba tardando en contestarme… ¡estrés extremo!

Llegó el jueves y como seguía sin respuesta, tomé la decisión de firmar el primer contrato; el dinero que pagan me va a dar la tranquilidad que busco, voy a tener tiempo porque es jornada continua y sopesándolo creo que voy a ganar en calidad de vida. A veces nos pasamos la vida haciendo planes y se nos olvida que el azar también interviene en el proceso ¿qué habrías hecho tú en mi lugar? ¿te has encontrado en esta situación alguna vez?

Ciudad y bicicletas


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