Posted: 07 Nov 2017 03:54 PM PST
La verdadera razón de muchos atentados, guerras, actos de intolerancia, discriminación, matanzas, acosos, violencia no es otra que el miedo a los demás, a lo que no conocemos de los otros.
Hemos vivido la apabullante reacción del miedo: inmediata, torpe, autodestructiva. Hemos abrazado al miedo como un único modo de vida, olvidando que es tan sólo una alternativa de supervivencia. Hemos sufrido el miedo. Para Gyalwang Drukpa, director de la Drukpa School of Tibetan Buddhism, el miedo en la actualidad navega entre elementos extremistas, inestabilidad geopolítica y recursos naturales limitados; entre las comparaciones, las inseguridades personales y la envidia.
Y las continuas noticias sobre atentados, guerras inminentes, no harían otra cosa que incrementar nuestros miedos, y generar aún más violencia.
Entonces, ¿cómo combatir el miedo que destruye todo lo bueno que hay en el mundo? La respuesta reside, según Drukpa, en la compasión.
La compasión es el antídoto al miedo, y el karma un método para comprender su efectividad. Drukpa explica que el karma no es un destino predeterminado ni la aceptación de la injusticia o inequidad, sino el fenómeno de la naturaleza de la causa y el efecto:“El karma significa empoderamiento, y puede ser parte de la solución.
El karma nos da un método para combatir miedo, terror, injusticia e inequidad. El karma significa que no estamos definidos por una situación, sino por las decisiones que realizamos”. Esta idea abre la posibilidad de que un individuo no sólo elija el coraje y la compasión –en vez del miedo y el odio; también reduce la expectativa y la pasividad de que los líderes o gobernadores establezcan la paz.
Esto es lo que el miedo teme”. Y celebrar la diversidad es algo que se puede realizar de inmediato, algo que impacta kármicamente en la construcción de la paz.