Como tú, yo me arrastro por el barro
intentando escribir unas palabras,
unas letras que digan lo que siento,
y un dolor que me ahoga y me atenaza.
Quiero ser ese lodo que se pierde
y se funde en marismas con las aguas,
y esa niebla que cuelga de los bosques
y se eleva, despacio, en las mañanas.
Pero tengo en mi contra vendavales
y galernas con fuertes marejadas,
y hasta tengo la envidia de las gentes
que procuran vencerme con sus mañas.
Yo quisiera saltar esas barreras
y cruzar limpiamente por la valla,
sin espinos y alambres en la cumbre
y un azul más allá de su ventana.
Como tú, yo me arrastro por la vida,
intentando lograr una esperanza,
un resquicio de luz a mis sentidos
y ese néctar que calme la garganta.
Porque somos la nota irreverente,
de una vida surgida en la distancia,
una vida que vibra y que palpita
y que funde sus besos en la nada.
Mientras tanto resisto en esta lucha
de protestas y gritos en mi causa,
por lograr una vida diferente
y un rincón donde reine la templanza.
Ese aire que venga de los cielos,
ese soplo que surja con el alba,
esa luz que nos manden las estrellas
y la paz y el amor para las almas.
"...Como tú, yo me arrastro con mi pena
y lo hago consciente de mi carga,
aunque busque la paz en estos versos
y el poema se ahogue en la garganta..."
Rafael Sánchez Ortega ©
20/02/13