Toda mi vida empezó a cambiar en una tarde del invierno pasado muy fría, yo me sentía muy triste, sin ánimo, desilusionada con la vida y sobre todo muy sola. En un momento de fuerza interior, decidí arreglarme un poco para salir a la calle, ya que la casa se me caía encima. En la calle hacía un tiempo asqueroso, de esos que te deprimen sólo con pensarlo, eso no me ayudaba, estuve paseando pero aún me sentía más sola viendo que la gente a mi alrededor parecía tenerlo todo y sonreían. Yo envidiaba la felicidad de los demás.
Había sido mala idea salir de casa, ya que lo único que había logrado era ser más desdichada conmigo misma y el frío parecía que iba a poder conmigo. La desesperación llegó a su punto más alto, y empecé a llorar, por vergüenza a que los demás pudieran verme, entré en un patio. El sentimiento interior de desilusión con la vida, había podido conmigo.Como una flor de los deseos me cambió la vida
Publicado el 15 octubre 2012 por Jocoma171212
Bueno amigas, mi vida ha sido dura, dramática y muy
complicada, a veces pensaba que esta vida no era para mí, poco a poco os la iré contando ya que es muy larga, y seguro que alguna de vosotras se siente
identificada conmigo.
Busqué un rincón oscuro en el cual pasar desapercibida, cada
vez el frió era más insoportable. De repente empezó a llover, no sé si por
suerte o por desgracia, ya que así la calle quedaría más despejada de gente que
me recordara su felicidad. No llevaba paraguas, por lo que mi presencia en el
portal, no sería motivo de preocupación para nadie al verme resguardada en un rincón.
El llanto no dejaba de llenar mis ojos, era un sentimiento
incontrolable. En ese momento alguien me puso su mano en el hombro, yo me
asusté e incontrolablemente dejé de llorar para que no se diera cuenta de mi situación,
me sequé las lágrimas e intenté recomponerme.
Era una señora mayor, toda mojada. Su rostro mostraba vejez, pero su cara demostraba felicidad y confianza. La señora me ofreció algo que
saco de su bolsillo, yo no sabía bien lo que era ya que mis ojos seguían empañados,
pero ella acercó una flor hacia mi y me dijo “No llores cariño esta flor te cambiará la vida, ese es mi deseo”.
En ese momento sin poder pensar demasiado, la cogí y me la
guarde en el bolsillo. Cuando levante la mirada para ofrecerle mi gratitud, la señora
ya no estaba. Salí del portal en busca de ella, mire hacia los lados pero allí no
había nadie.
La lluvia paro y yo con un nudo en el estomago me quede un
poco atontada, sin saber que hacer, no se muy bien el tiempo que paso, pero por
fin pude empezar andar, solo podía pensar en lo que me había pasado y el rostro
viejo pero feliz de la señora.
Bueno amigas esto no queda así, ya os iré contando más.
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