Como yo quiero
-hoy, ahora, en este día,-
como Ortega y Gasset decir pudiera.
Como yo quiero
propondría un mundo
de ricos y menos pobres,
un mundo de ninguna miseria.
Porque la miseria
no es digna de ningún ser vivo,
la miseria mata y banaliza
el tráfico con la muerte.
Como yo quiero
evitaría falsedades,
alguna que otra mentirijilla,
quizás, para evitar daños
a veces innecesarios,
pero justificaciones las justas,
las que no sangren
los poros de la inocencia.
Como yo quiero
no habría guerras,
que todo fin destruyen,
que de todo medio se sirven;
no habría violencia de ninguna,
ni de género, ni intelectual,
porque la ética y la moral,
no los beneficios, no el marketing,
que sí, que son necesarios, pero
no detractores de humanidad,
han de ocupar sus pupitres.
Como yo quiero
propondría un mundo
de iguales de carne y hueso,
de la supremacía del ser,
del poder otorgado al bien,
al sueño de un bienestar común,
sin grandes ni pequeños,
con enanos y gigantes,
con labradores de presentes y futuros
en paz, con la justa armonía
que pudiera defender los días,
la sonrisa de la infancia,
el llanto de los mayores.
Como yo quiero
quisieron tantos,
quieren tantos,
querrán tantos.