“Periodismo político” es casi una redundancia . El periodismo siempre es político, aunque se dedique al espectáculo y a la moda. En Argentina los periodistas políticos son dueños y señores de las editoriales. Se enseña en las escuelas de comunicación que las editoriales no son más ni menos que la posición de los medios – no de sus autores – sobre determinados hechos. Que una editorial esté firmada no significada nada, siempre estará allí la “voz oficial” de ese medio de comunicación. El periodismo político argentino, hasta el más humilde, será siempre funcional al dueño del medio, por eso no hay nada menos creíble ni interesado que la editorial política argentina. Jamás se podrá escribir la historia de un país leyendo sus editoriales.
Recuerdo que una vez Jack Benoliel, director de LT8 me preguntó si era bueno que Carlos del Frade no respondiera a las líneas editoriales de la radio, me dijo “Su discurso es en contra de los dueños”. Yo le respondí que hablaba muy bien de él, como director, que en su radio haya voces críticas. Al poco tiempo Del Frade fue despedido de la radio.
Sin embargo otros periodistas políticos han sobrevivido, algunos gracias a la tibieza de sus posiciones y otros porque han logrado acomodar su discurso a todas las indicaciones superiores. Demás está decir que siempre hay sectores políticos que acompañan a determinados medios y sus consecuentes editorialistas.
Hace rato que una editorial o un medio no pueden torcer el voto ni la decisión de la gente, Clarín inclusive, y mal que le pese a 678 . Los medios resultan tan poco serios (por ser muy opositores o muy oficialistas) que es complicada la tarea de contrastar y armar una opinión única con ellos, la política así ”no tiene llegada”, a pesar de los kilómetros de palabras que se emiten para condicionar el voto de la gente, porque de eso trata – en definitiva – la labor de los periodistas políticos: llevar votos al sector que representa el medio en el que trabajan.
Cuando los dueños de La Capital deciden hablar mal del gobernador o del intendente muchas veces lo que están pidiendo es que les suban el monto de la publicidad oficial. Es lo mismo que denunció Kirchner con Clarin, es la práctica más frecuente de los medios influyentes y que ha hecho ricos a sus dueños. Una extorsión naturalizada en la relación de la clase política con los medios.
Menos mal que la gente hace rato que se dió cuenta de estas maniobras y en general no cree totalmente en lo que lee y escucha, y por eso se comprende porqué Cristina Kirchner, a pesar de durísima campaña en contra de los medios opositores, puede llegar a ser la próxima presidenta o porqué Miguel del Sel se convirtió en la sorpresa de las elecciones de Santa Fe, cuando fue ignorado o criticado por casi todos los editorialistas. Y disculpen la comparación porque reconozco que ambos no tienen nada que ver, pero hay allí una similitud en el comportamiento que el relato periodístico dominante tienen con ellos y la dureza conque son tratados. Muchos medios resultan injustamente críticos con la Presidenta , pero al público no le interesa demasiado ese mensaje. y por ende cuando critican a Del Sel tampoco tiene efecto. Como la fábula del Pastor Mentiroso.
Aunque a Fito Paéz le de asco los que votan a Macri, estoy seguro que no lo hicieron porque TN lo tenía sentado todos los días en sus programas, habrá otra razones, que son las mismas que llevan al éxito de Miguel Del Sel en Santa Fe.
Si bien me reconforta saber que el electorado Argentino salva a Cristina de la hoguera de l0s grandes multimedios, no logro comprender el fenómeno Del Sel, estuve leyendo en Facebook y Twitter los halagos de los seguidores al actor cómico y me da pena que los periodistas, en este caso, no podamos ayudar a la gente a pensar mejor y decidir con más responsabilidad.
Fabián Scabuzzo