─ Fue fácil.
─ La verdad, sí. Desde que lo vi parado al frente de la reja supe que era él; fue a la media noche. No sé por qué pero presentí siempre que llegaría a esa hora, a la hora de los espantos. El primero en acercársele fue el Estafeta y Nene. Yo estaba comiendo y observando una película. Pasó por mi lado como si yo no existiera ¿te imaginas?. Nene estaba asustado. Era obvio; Creo que lo primero que preguntó fue de cómo estaban las cosas. Sayayín desde el otro lado sin mostrarse le respondió que todo andaba perfecto. Ahí fue cuando él se llevó a Nene y a Carlos el estafeta para un rincón. Carlos le dijo que lo pondría al tanto de todo mientras él le respondía con una irónica sonrisa. Un guardia pasó en ese momento y a Nene le tocó esconder el bareto. No recuerdo todo muy bien pero creo que ellos empezaron por el mismo día en que él se había ido. Jhonny salió el domingo en la tarde; el Lunes en la mañana llegué, por eso lo poco que sabía sobre él era su seudónimo, que era el cacique y que sin consentimiento de él no se hacia nada. Días después supe que su verdadero nombre era Alexander Nemeses. Supe que Carlos le había hablado de mí porque cuando lo hizo, Nemeses de inmediato se volteó y me miró preguntándose quizá sobre mi origen. Le sostuve su férrea mirada, pero luego desistí para no llamar la atención demasiado. Me dio la impresión de que él tampoco le importó mucho que lo despreciara. Cuando le di la espalda para seguir viendo la televisión. La charla siguió al instante entre ellos. No me creerías pero el tarado de Nene no le guardó ningún detalle; en menos de tres horas Jhonny se había enterado de todo, ya sabía el nombre de todos los nuevos, de cómo estaban las cosas y a quienes habían soltado y condenado. Para sorpresa mía a Carlos lo llamaron, el que lo estaba remplazando grito desde la entrada que el guardia Velásquez lo necesitaba urgente. Carlos me miró sin decir nada y se alejó hacia la reja. Al rato volvió con un paquete y me lo entregó, Nemeses no paraba de vernos, los demás se hacían los dormidos. Yo sabía que no lo estaban, todos esos cobardes estaban echados sobre las colchonetas no por sueño sino por temor y se podía notar que esperaban que pasase algo.
De pronto Jhonny llamó a Carlos.
« ─ Apure a ver, ¿qué ha pasado más?
─ Pues verá, el martes de hace tres semanas el Costeño intentó sublevarse pero Nene lo aplacó rapidito. Je, je, je. ¿Cierto nene?
─ Tocó acallarlo, ese pirobo pensó que como mi ñero no estaba entonces podía hacer y deshacer, pero eso sí, yo le enseñé quien manda.
─ Bien. Y ¿dónde vive?
─ La verdad es que lo mandé directito para el barrio de los acostados, se me fue la mano, le abrí una puñalada en el pecho como de diez centímetros. Al momento, de que se desangrara completamente, lo sacaron arrastrando, vea, esa mancha que esta allá, la dejo el marica ése. Se me olvidaba decirle, el Jueves llegó la merca, ya fue repartida como siempre. El mismo Jueves llegó caballo y toco ajusticiarlo de entrada por ajisoso y boleta.
─ Sí, esa niña se agarró de la reja y gritaba que lo íbamos a violar, ese sí que era mucha lámpara.
A las tres de la mañana Sayayin lo tapó con unos trapos y le dimos cobija hasta que nos cansamos, hubiera estado para que se hubiera divertido de lo bueno. Al día siguiente lo sacaron pa’ la enfermería lleno de puntazos.
─ El viernes llegaron los Chorotes, también alzaditos, pero a esos si se les calmó por las buenas. A esos manes todos los días les llega visita y como la mujer del mayor vive aquí no más a tres cuadras no hacen sino pasársela todo el berraco día pasándose mensajes y comida. Al anciano que esta allá lo metieron el domingo antepasado por haberse dizque robado una llave de un lavamanos de un Hotel.
─ Que cascarero ¿no?
─ Ese esta para que se de la mano con Girardot, ¡ah!, se me olvidaba, su compadre llegó el Lunes, ese berraco de Girardot no se la pasa sino encanado; Sayayin le dijo que si volvía a verlo otra vez por acá le iba a chuzar una nalga. El ranchero es ahora un man que es medio afeminado y que el Miércoles; ¿eso fue el cuatro o el cinco? Creo que fue el cinco, el caso es que ese chinche nos metió tremendo susto. Eso se puso a decir que era severo drogadicto. A la media noche casi se nos va de sobredosis y todo. El abogado a sacado tres mancitos. Condenaron al Maestro al Diablo y a uno de los fritos. El catano de la llave del lavamanos es ahora el aseador. El sábado Micky─su le envió un mensaje, por ahí anda, eso sí nos advirtió que no se nos olvidara decirle que cuando usted llegara ella le tenía una sorpresa
─ Jhonny, la tarifa de los guardias bajó y ahora por la conyugal cobran tan sólo quince lucas y por la merca veinte.
─ Espérese hombre que el que esta contando soy yo, que hijuemadre si es metido
─ Bueno sigan a ver ¿qué más a ha pasado?
─ El viernes nos tocó darle tabla al rasta por tragón. La semana pasado hubo campeonato de banquitas y lo ganamos entre el Peruano y yo. Peleas no ha habido, todas las noches se lee la Biblia y el Peruano nos ha enseñado a leer y escribir, ése man a hecho un poco de cosas, ¿si vio a la entrada la virgen de las Mercedes? El man la Hizo...»
─ Yo sentí que cuando le decía eso Meneses se me iba a venir encima, pero el man no hizo nada, sólo se quedó viéndome un buen rato y después pidió que le siguieran contando.
«... también es el consejero, el mán dizque es psicólogo. La distribución de la camada se cambió y los fritos están durmiendo en el baño en unas hamacas que les improvisamos con algunas cobijas rotas que había por ahí. Al soldado le llegó una carta anteanoche y después de leerla se mató, el peruano intentó salvarlo pero el desagraciado se había hecho severas chagualas con un lapicero en ambos brazos, ese si que la supo hacer, el man llegó y se cortó las venas no al través sino de corrido, como para que no quedara duda de que quería matarse.
El peruano ayer hizo olla comunitaria y repartió comida para todo el mundo, ese man ha hecho buenas cosas».
─ Nemeses se volteaba a verme ya con más desconfianza. Para que no empezara a sospechar me fui para el baño. Cuando regresé habían dejado de hablar y Nemeses se vino hacia mí
─ ¿Preguntó por mí?, ¿Alguien le habló del bebe? Ese maldito tenía que saberlo.
─ Del niño sí se enteró y por tí preguntó dos veces.
─ Bueno... Al menos eso es algo. Ojalá le haya dolido... Desagraciado, infeliz. Menos mal que llegaste
─ Espera te termino de contar. Cuando salí del baño Jhonny se vino despacio hacia donde yo estaba, ya al frente me hizo preguntas y de pronto abrió los ojos llenos de rabia y de la boca le salió una palabra que no le alcancé a reconocer. Después de eso cayo, nadie dijo nada, creo que todos esperaban ese momento, porque apenas lo sacaron se echaron como siempre a dormir juiciositos.
─ ¿Pero se enteró de la verdad?
─ Pues claro. No te digo que me hizo preguntas, la primera fue la de tu mensaje, yo le respondí el recado. No le gustó para nada mi respuesta, yo sé que no le gustó para nada la idea de que yo fuera el nuevo Cacique y que vos fueras ahora mi mujer y que además de cosas estuvieras esperando un hijo. Yo se que no le gustó, se le notó cuando empecé a sacarle el cuchillo del estomago y abrió los ojos todo ofendido. Ah, mira, aquí tienes, gracias por el cuchillo.