Cuando tenía como 14 años conocí por definición y acción, el significado de la palabra compromiso.
Recuerdo que estaba en el taller de mecánica, dibujando piezas sin sentido, mientras el profesor “tornillito” explicaba las partes del dibujo ya terminado en el pizarrón y repentinamente entraron unos fulanos muy trajeados a ofrecer “becas” para estudiar computación en una “reconocida” escuela de la ciudad.
Pasaron a mi lugar y me dieron un formulario para llenarlo y que lo firmara mi mama para entregarlo al siguiente diente día. Así paso, al día siguiente pasaron a recoger los formularios y sorpresivamente ahí nos dijeron a TODOS en el salón que habíamos ganado la beca para estudiar computación, solo era necesario ir con nuestro formulario a la escuela de computación para hacer válida la beca de inscripción gratis.
Sin pensarlo mi mama me metió a clases de computación pues seria una herramienta para el futuro, sin embargo, nadie reparo que ya estaba en clases de guitarra, dibujo y era el “comandante” de la banda de guerra de la secundaria y estaban los ensayos en su mero apogeo pues el desfile del 16 de septiembre se conmemoraría en mi ciudad.
Entre clases sabatinas de computación por 4 horas y entre semana una hora de practica en el laboratorio de cómputo, las clases de guitarra, las clases de dibujo y los ensayos cada tercer día de banda de guerra, que se harían diario al estar más próximo el desfile, estuve a nada de renunciar a casi todo y quedarme solo en la banda de guerra. A mis escasos 14 años ya sentía frustración y mucha presión, pues aunado a todo lo anterior tenia que atender mis clases regulares en la secundaria.
Recuerdo que ya era muy notorio mi estado de animo pues a los 14 años, no se sabe como lidiar con la frustración y mi abuela muy tranquilamente me dijo, mientras tejía: “ya te echaste el compromiso, ahora termina y termínalo bien”.
“Compromiso”, vaya palabra.
Me basto una semana para ordenar un poco las ideas y los tiempos, de ahí la obsesión por anotar y planear o internar planear casi todo, y termine con un poco de esfuerzo el primer modulo de guitarra, termine el curso de dibujo, termine el desfile del 16 de septiembre como comandante de la banda de guerra de la secundaria para posteriormente pasar la estafeta a otro chico y me quede solo con el curso de computación que no fue solo uno, fueron tres años, pasando el de operador capturista, luego el de programación y el tercer año contaba como carrera técnica de técnico programador analista.
El compromiso de terminar con lo que había empezado anteriormente y no renunciar y dejar botado todo así como así, me hizo entender el significado de esta palabra.
Ahora, creo firmemente en que, si no existe compromiso de nuestra parte para hacer algo, sea lo que sea, la dieta, ahorrar, aprender algo nuevo o tan común como hacer nuestro trabajo bien, no vamos a llegar a ningún lado y veo que precisamente, a las nuevas generaciones, es lo que les hace falta, COMPROMISO.