Empiezo a chatear con una persona que me pide información sobre mis servicios profesionales, pasada la medianoche. La primera conversación con mi último cliente también fue como a esta hora. No es raro. A veces mis clientes necesitan que les resuelva una duda entrada la noche o tempranito en la mañana. Por mí está bien; no me interrumpe ni nada... frecuentemente son mis horas de trabajo. Es nada más que estaba pensando cuánto ha cambiado el mundo. Hay clientes a los que nunca veo; con algunos ni siquiera hablo por teléfono. Antes no hubiera sido posible.
Silvia Parque