Con ánimo...

Hay temporadas en las que te encuentras bloqueada y sin ánimos para nada (sin ánimo de lucro que diría el nota del vídeo...), y otras, afortunadamente, en las que te cunde el día hasta el extremo. Ahora vivo esta última época y la disfruto porque ignoro si habrá de volver pronto la astenia tan plomiza que ayer me rodeaba...
En estos momentos vivo inmersa en la promoción -a pequeña escala y sin muchas ayudas- de mi novela, atendiendo pedidos, actualizando la página web, dedicando y empaquetando libros, haciéndome popular en Correos... todo manual y artesano como el anuncio -más falso que el Rey Miguel- de un turrón de almendra. Pero es que el estar alegremente ocupada en lo que quiero, me hace sentirme más segura (al menos, hasta que lleguen las primeras críticas) y más prolífica a la hora de enfrentarme con esta pantalla tan intimidatoria... No sólo estoy avanzando rápidamente en la creación de cuentos para el segundo libro, sino que también participo en diversos certámenes literarios para intentar ser más útil y productiva para los míos. Cuánto añoraba esto...
Dicen que en épocas de crisis, el ingenio es lo que cuenta. Pues es cierto: en una película de Diane Keaton en la que se veía sola, angustiada, sin un centavo y aislada en una casa rodeada de nieve, a la protagonista no se le ocurre otra cosa que fabricar su propia mermelada (fruta era lo único que acumulaba en el sótano), envasarla, comercializarla y distribuirla ella misma. Todo manual. El éxito que consigue por el amor que había puesto en su producto y la consecución inmediata de sus primeros dólares estaban garantizados. Siempre lo he recordado, pues era una película con un buen mensaje. De los que llegan.
Mientras algunos disfrutan de grandes puestas en escena para mostrar sus libros -en algunas ocasiones de dudosa autoría- de trajeados padrinos, de público seguro bajo quién sabe qué promesas, de selectas neverías (que dirían los que vivieron el extinto cine de verano) y de otros placeres reservados en exclusiva a los importantes, otros/otras nos dejamos la piel y las pestañas intentando que el boca a boca lleve nuestra pequeña empresa y nuestro esfuerzo caseros a los ojos y oídos de cuanta gente quiera apoyarnos.
De nuevo, gracias.