El hombre desconoce si mañana dejará de llover o, en cambio, la tormenta más fuerte de la historia sacudirá de ofrendas su destino y el tiempo. No existe el azar, es un engaño. Todo cuanto acontece está ya escrito.
Hasta ahora he jugado al tanteo. He pedido las cartas y con ellas llegará la verdad aunque otros la eviten. Las conservo. Las acaricio y les hablo esperando que un día me respondan.
Las arañas me pican. Los pájaros ya no tienen miedo. Las hormigas no corren. Un rabilargo inmenso se ha posado en la mesa del porche. Ha comido un poco de pan y me ha mirado, no ha emprendido su vuelo.
Sigo leyendo a Claudio en su presencia. Sigo leyendo a Claudio. Sigo leyendo.