Ayer llegaste a mi, estabas preocupado, cansado y perdido.
Dejaste en el camino tu alma, escondida en una esquina.
olvidaste que la necesitabas cuando llegaras a mis brazos.
Ella estaba olvidada, perdida y quería regresar a casa contigo.
La habías olvidado, tu alma estaba perdida.
Regresaste por ella y la encontraste en aquella esquina.
Suavemente la tomaste y la acercaste a tu pecho.
Ella recuperó su sitio, al sentirse querida.
Regresaron juntos, ahora cansado pero no perdido.
Yo te recibí en mis brazos y te ayude a restaurar tu cuerpo.
Tu alma y la mía estaban seguras y queridas.
Estábamos completos, los dos, y sólo completos podíamos amarnos.