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Tengo dos hijos pequeños, de 3 y 5 años, a los que les encanta el cine. Esto ha hecho que desde hace tiempo las visitas de toda la famila a la gran pantalla hayan sido para ver películas infantiles adecuadas a sus edades. Recuerdo que, al principio, mi expectativa a la entrada del cine era la de soportar estoicamente 90 minutos de fantasías animadas con el guión consabido y tradicional de buenos contra malos o similar. Sin embargo, a las primeras de cambio, comprendí que las películas infantiles de hoy son más que un simple relato animista con su correspondiente moraleja. Son historias estudiadas cuidadosamente para transmitir explícita y subliminarmente valores de respeto por el medio ambiente y la madre naturaleza (Lorax), de lucha por cambiar la rutina en la vida, buscando ser y sentirse feliz (Rompe Ralph), de hacer ver que la sobreprotección a la que los adultos sometemos a nuestros hijos, infundándoles miedos para que eviten riesgos, va en contra de la curiosidad innata del ser humano y su deseo de explorar el mundo (Brave u Hotel Transilvania), o que hacer realidad tu sueño puede ser arriesgado pero a la vez una aventura apasionante (Tadeo Jones). Siguiendo con la costumbre, en la tarde de ayer, fuimos a ver el estreno de Los Croods, una aventura cómica en 3D sobre una familia prehistórica de cavernícolas formada por el patriarca, Grug, un feroz protector de su esposa, Ugga, y sus tres hijos, Eep, Tonk y el pequeño Sandy; a los que hay que añadir una batalladora suegra, Abu, que nunca se cansa de pinchar, y en ocasiones agredir, a Grug. Con todo, la vida familiar de los Croods, aunque se desarrolla hace unos pocos millones de años, parece como si hubiera salido de nuestro tiempo. Grug, gracias a su actitud archivigilante ha mantenido a su cavernícola familia a salvo, protegida de los múltiples peligros pero.... aburrida a más no poder. La media naranja de Grug, Ugga, firme y consciente de sus deberes, acepta la mentalidad de su esposo, quien sostiene que "el miedo es bueno y el cambio es malo", al igual que Tonk, el hijo de ambos que está conforme con esa situación. A Grug no le preocupa nada más que sobrevivir, pero su hija adolescente, Eep, entiende que para vivir así es casi mejor morir. Quiere vivir plenamente, sin miedos, y su curiosidad acerca del mundo de fuera de su caverna choca con las primitivas normas de su padre.
Mientras se desarrolla este 'tira y afloja' familiar, el mundo en el que viven Los Croods está a punto de desmoronarse literalmente, de romperse en dos para que aparezcan inmensos océanos y grandes desfiladeros. Cuando la caverna que siempre había sido su hogar es destruida, Los Croods se ven obligados a emprender un viaje, sacudido de choques generacionales y de seísmos, a través del cual descubrirán un nuevo mundo y aprenderán a repensar su forma de vivir. Es entonces cuando, a mi juicio, los guionistas de la película comienzan a impartir una divertida (pero magistral) lección de historia, de antropología y de psicología moderna. Es el momento en el que viendo con otros ojos esta familia cavernícola de dibujos animados a uno se le vienen a la cabeza las imágenes de 2001: Odisea del espacio, en aquel fragmento en el que Stanley Kubrick representa magistralmente el amanecer del hombre. Me refiero a esa revelación contrapuesta entre el hombre de neandertal y el sapiens, ese eslabón perdido (del que hablaba en un post anterior) entre el hombre cavernícola y el hombre capaz de valerse de su inteligencia para generar ideas. Este sapiens creativo lo representa en la película Chico, quien se tropieza en el camino de los Croods y cuyos fascinantes descubrimientos –como el fuego y el calzado– alteran a estos cavernícolas de forma inesperada. Toda la familia, y muy especialmente Eep, reciben a Chico con buena disposición y le siguen hacia un lugar que este hombre avanzado para su tiempo llama "mañana"; algo a lo que se resiste Grug que ve como un adolescente encantador es ahora el encargado de 'guiar' a toda su familia. Los Croods no tardan en darse cuenta de que si no evolucionan… están acabados. En mi opinión una estupenda película para ser usada como recurso educativo y didáctico, con unos efectos 3D maravillosos que buscan sugestionar al público infantil (y no tan infantil) para que dejen de comportarse como cavernícolas, que salgan de su caverna (su zona de confort), hagan uso de su creatividad y busquen ese nuevo mundo lleno de sorpresas y maravillas que les espera. ¡No os la perdáis!