Revista Literatura

Concentrarme

Publicado el 08 marzo 2011 por Migueldeluis

 

Mi cuadernillo de notas del colegio venía siempre adornado con: “no se concentra”, “está mirando a las musarañas”, “debe centrarse en lo que está haciendo” y mi favorita: “mejoraría mucho si se concentrara”. Debo confesar que sí me concentraba, era y soy capaz de centrarme profusamente en la antimateria o en las evoluciones de una mosca, mientras alguien me está hablando, por ejemplo, del último partido del Real Madrid. Sin embargo he sido capaz de terminar una carrera, escribir un libro, traducir otro y sacar una oposición por el camino. Objetivos humildes, te podrán parecer, pero para los que he necesitado concentrarme.

Cuando un niño, o un estudiante cualquiera me da igual, me pide consejo sobre la concentración, creedme que me importa. Y mucho.

Ahora viene el truco

La clave para la concentración es la perseverancia. El único truco es la perseverancia. El método es muy sencillo: lo externo y lo interno.

Externo

Ya está inventado: mis amadas 5S.

  1. “Sumprimir Innecesarios” o quitar todo lo que no necesitas para la tarea.
  2. “Situar Necesarios” o poner cerca de tí lo imprescindible. Cuidando de que sea lo menos posible.
  3. “Suprimir Suciedad” o sea, limpiar.
  4. “Señalar Mejoras”Anotar las ideas que te vengan, pero que no tengan que ver con la tarea que estás haciendo.
  5. “Seguir Mejorando” La S más difícil, una actitud de saber que siempre puedes mejorar y que has nacido para ser mejor, para dar más felicidad y para ser más feliz. (Para eso señalas las mejoras, así que no te olvides)

¿Qué consigues con todo esto? Ponértelo fácil.

 

Escribo este artículo en Pyroom un editor de texto primitivo. No tiene menús, ni tipos de letras, ni tamaños ni nada. Cuando quiero grabar el texto uso CTRL+S, para ajustar el texto uso un código llamado markdown, que es muy sencillo y nada intrusivo. Otro programa de esta clase es Java Dark Room, también gratuito. No insisto más, porque sólo es un ejemplo.

 

Interno

También está inventado. Yo lo aprendí de una monja, de las que rezan, que lo aprendería de alguien y luego descubrí que es tan budista como cristiano o musulmán. Las cosas buenas las quieren en todas partes. Va así: cuando viene un pensamiento ni lo persigues ni huyes de él, lo dejas tranquilo como una cosa cualquiera y luego, por sí solo se va.

A mí me funciona muy bien escribir esos pensamientos traviesos. Se van más rápido. Debe ser porque sé que no los voy a olvidar.

Y luego, paciencia. Mucha paciencia contigo, porque esto es como correr en bicicleta, hace falta práctica hasta que sale sólo y luego es más fácil.

Repito, perseverancia. Al principio no saldrá tan bien como quieres. Es normal. Hay que insistir. Busca pequeños triunfos. Concéntrate en cosas pequeñas: una suma, el párrafo de un libro, un ejercicio del colegio o una serie del gimnasio. Disfruta de comerte un plato. No busques cosas raras, concéntrate con lo que tienes a la mano, los deberes de hoy, lo primero que vayas a hacer. Poco a poco te irás dando cuenta de que tú también eres capaz. También te darás cuenta de que, a veces, algo harás mal.

Sigue adelante. Si algún pensamiento traidor te dice que no puedes, te lo cargas por provocador. Es miedo, disfrazado con pensamientos, pero es sólo un miedo: débil, chiquitín, de los que se cagan enciman cuando te enfrentas con ellos. Tú tambiés puedes. Empieza ahora y, pase lo que pase, persevera.



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