Magazine

Conceptos y equívocos

Publicado el 11 mayo 2011 por Martinherzog
Conceptos y equívocos¿Qué les parece más difícil, conducir un coche o una diligencia? Particularizando en los F1 actuales, veremos que solamente sentarnos ya es complicado, pero nos arrancan el coche y nos dicen “¡niño, mete primera!”; si le atinamos, metemos primera y el coche nos irá a trompicones o hasta se parará, nos aturdirán las prestaciones del coche, y todo ello, sin necesidad de tocar ningún botón, porque si entramos a mover el reparto de frenada, el consumo de combustible, la radio, DRS, KERS, etc, quedaremos bastante aturdidos y fallaremos más que una escopeta de feria. Un caminito de cuatro o cinco kilómetros será nuestra vía, que poco a poco haremos un poco más rápido, hasta que llegue la hora de comer.
El conductor de diligencia del antiguo oeste, no tenía mono ignífugo ni a un equipo trabajando para él: eran su mugre y él mismo los compañeros de fatigas, quienes lo tenían que hacer todo, incluido atender a los caballos ¿sabían que los carros del antiguo oeste eran tirados por bueyes? Si, y es que el cine nos lo cambió por caballos, pero eso era en aquel tiempo una barbaridad, porque los indios solían asaltar las caravanas para hacerse con los caballos, casi exclusivamente… era como poner un caramelo a la puerta de un colegio. Que me pierdo. El conductor de la diligencia tenía que lidiar con una máquina poco avanzada, simple hasta el asombro de manejar, pues acelerador, freno y dirección se accionaban únicamente con las riendas (aunque
solían tener un mando para accionar un freno de emergencia): una rienda en cada mano, y a echar millas. Los caminos eran bastante diferentes a los de ahora, con piedras, polvo, barro…, el asiento era de madera, había que lidiar con varios animales que generalmente eran asustadizos y caprichosos, el número de horas que conducían era bastante mayor que la hora y media de los pilotos de F1, no había escapatorias en las pistas, abundando cañones y barrancos, también aparecían de vez en cuando los asaltantes (tipos sin estudios y bastante peligrosos), y ocasionalmente, los temidos indios, que además de dejarte en el desierto sin caballos, violaban a las mujeres y te solían regalar un corte de cabellera. Les repito la pregunta ¿qué les parece más difícil, conducir un coche o una diligencia?
En estas épocas en las que todos cantan las bondades de la nueva F1, me arriesgaré a decir lo contrario, aún a riesgo de parecer un eterno gruñón. Pero antes debo confesar que estas dos últimas carreras me han divertido bastante, aunque sigo presenciando este tipo de carreras como algo artificial, donde falta la naturalidad que esperamos al ver una carrera de coches.
La culpa la tiene ese invento del demonio llamado DRS, que hoy tanto gusta a muchos, que solo buscan en la F1 una sucesión de adelantamientos artificiales, pues ese es su único origen del espectáculo. La evolución de este invento todos la hemos presenciado, y tras unos comienzos plagados de interrogantes, parece que se va asentando. Pero en las dos últimas carreras la FIA está retocando su sistema para que el invento no esté disponible demasiados metros, con el fin de que no sea demasiado fácil adelantar ¿pero no era eso lo que buscaban?
Parece ahora que hay un punto de equilibrio en el que hay que mantenerse a toda costa, un delgado filo de navaja donde se deben producir los adelantamientos, pero que no sean tan evidentes, para que no se note demasiado lo artificial de los mismos y la falta de esfuerzo del piloto.
¿Recuerdan la pasada carrera de Turquía, donde Vettel y Webber chocaron al final de la recta de atrás? Prefiero dos o tres situaciones de adelantamiento natural a treinta de adelantamiento artificial, por una sencilla razón, en una carrera deben suceder cosas para no hacer que nos sumerjamos en la monotonía, pero tres o cuatro adelantamientos en cada vuelta hacen que debamos fijarnos en ellos, al igual que el realizador de televisión, perdiendo el hilo de la carrera constantemente y cayendo en un desconcierto que termina dejándonos un poco ausentes.
Cuando antes veía las carreras, era mucho más analítico de lo que lo soy ahora, y me fijaba en detalles que en la actualidad no me puedo permitir, por ejemplo, en las diferencias de tiempos entre los pilotos. Sí, ahora me dirán que sí pueden fijarse, pero no me estoy refiriendo a los dos o tres primeros, sino a casi todos los pilotos que participaban. Antes uno tenía en mente de forma constante la clasificación de la carrera; cuando llegaba mi padre y me preguntaba “¿dónde va fulano o mengano?”, yo lo sabía y era cuestión de un segundo para dar el dato. Ahora le preguntan a uno “¿dónde va Sergio Pérez?”, y se tiene que poner a echar cuentas de cuál era la posición que tenía la última vez que le vio, si ha entrado dos o tres veces a boxes, si va a entrar más, si los que lleva delante o detrás han hecho otro tanto, para al final dar un dato estimado de cuál es la posición real del piloto. “¿Dónde va Button, primero?… no, porque los que lleva detrás ya entraron a boxes y además ya calzaron los duros y Button aún aguanta con los blandos… pero ojo, que el incidente que tuvo en la primera vuelta con Schumacher será investigado la semana que viene”.
La simplicidad es la base del éxito, y recuerden a ese conductor de diligencia, que parapetado tras sus dos riendas y una cantimplora, dejaría en completo ridículo a los pilotos de F1.

También podría interesarte :

Volver a la Portada de Logo Paperblog

Quizás te interesen los siguientes artículos :

Sobre el autor


Martinherzog 5 veces
compartido
ver su blog

El autor no ha compartido todavía su cuenta El autor no ha compartido todavía su cuenta