Algunas personas piensan que es imposible que una cultura empresarial basada en la conciliación conviva con la crisis que está sufriendo nuestro país. Si pensamos en la actualidad económica de España podemos hacer el análisis de esta situación.
“Cuando el hambre entra por la puerta el amor sale por la ventana”. Este dicho puede reflejar el pensamiento de la gran mayoría de las empresas: en tiempos difíciles no es posible pensar ni en conciliación ni en las personas, sino en producir y conseguir los objetivos de negocio para poder subsistir.
Sin embargo desde mi experiencia, creo que tenemos que pensar en positivo y darle la vuelta a esta realidad “malentendida”.
Una cultura corporativa basada en la conciliación es una negociación positiva en la que la empresa gana y el profesional también. ¿Qué quiero decir con esto? Que, por un lado, es beneficiosa para la persona ya que genera una estabilidad emocional y permite forjar un equilibrio entre sus diversas dimensiones: profesional, familiar, pareja, amigos, etc. Y, por otro, es provechosa para la organización porque todo este bienestar del que gozan los profesionales hace que aumente su implicación, su compromiso y su motivación. Y todo esto se traduce en un aumento de la productividad que repercute directamente en la mejora de la cuenta de resultados.
Abogar por una cultura de conciliación implica que las personas son el centro de la organización. Entonces…. ¿Cómo es posible que precisamente ahora nos olvidemos de ellas? Al contrario, debemos potenciar y hacer fuerte nuestro núcleo: nuestras personas.
“Sin personas satisfechas no existen clientes satisfechos”, ¿no creéis que ésta puede ser una perspectiva mucho más adecuada para afrontar esta situación y las que puedan surgir?
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Conciliación y crisis final
Publicado el 25 febrero 2010 por EandresTambién podría interesarte :