Revista Literatura

CONCURSO DE RELATOS 35ª Ed. LA CONJURA DE LOS NECIOS de John Kennedy Toole

Publicado el 01 febrero 2023 por David Rubio Sánchez
CONCURSO DE RELATOS 35ª Ed. LA CONJURA DE LOS NECIOS de John Kennedy Toole
¡Bienvenidos a una nueva edición de nuestro concurso de relatos! ¡Y qué edición! En esta ocasión homenajeamos a un autor, John Kennedy Toole, que con su primera novela logró nada menos que el premio Pulitzer en 1981 y el galardón de La mejor novela en lengua extranjera en Francia. Y no solo eso.    El protagonista de la misma, Ignatius Reilly, es por méritos propios uno de los personajes icónicos del pasado siglo, con estatua propia en Nueva Orleans y hasta con un día dedicado a él, el Ignatius Day.    Vale, esa es la parte bonita.    La parte dramática es que nada de todo ello lo llegó a saborear John Kennedy Toole, dado que para cuando su novela logró al fin ser publicada él ya llevaba doce años muerto.

CONCURSO DE RELATOS 35ª Ed. LA CONJURA DE LOS NECIOS DE John Kennedy Toole

Mucho de lo que un escritor ha vivido pasa, conscientemente o no, a sus personajes. Y más en su primera novela.    John K. Toole (17/12/37-26/3/69) no es una excepción, aunque en este caso pienso que se produjo algo único que de momento me guardo.

EL GENIO Y LA MADRE QUE PARIÓ AL GENIO

Su madre estaba absolutamente convencida de que John no tenía defectos y que todas las esperanzas del mundo estaban puestas en él. Era una forma extrema de maternalismo, donde todo el orgullo y todas las esperanzas están en una sola persona. Él tuvo que crecer con esa carga. Era una mujer muy ostentosa, estridente, de voz alta, mandona y jactanciosa.Amiga de la infancia de John K. Toole
¿Recordáis a la mamá de Norman Bates en Psicosis? Tranquilos, la señora Thelma Toole no se le parecía. Digo que no se le parecía porque Thelma sí estuvo viva durante toda la vida de nuestro John K. Toole que a partir de ahora lo llamaremos Ken, que así era como le gustaba ser llamado por sus amigos, al menos hasta que… Bueno, eso lo veremos más adelante.    Thelma, la madre que lo parió, había dejado su trabajo como profesora cuando se casó con su marido, un vendedor de coches al que le gustaba el beisbol y no meterse en los asuntos de su esposa. Y uno de esos asuntos era el pequeño Ken al que Thelma tomó como un reto personal. Vale, cualquier madre quiere que su hijo sea el más alto, guapo y listo, pero lo de Thelma fue un poco excesivo.Era controladora hasta tal punto que ella decidía con quién debía o no juntarse su hijo para que no se echara a perder. Eso incluía a su propia familia, ya que prohibió a Ken que se relacionara con unos primos, por ser muy comunes y anodinos. Todo lo contrario a lo que debía ser su hijo.     Y su hijo, nuestro Ken, era en verdad un genio. Como alumno no solo era estudioso, sino brillante. Le pasaron dos veces a cursos superiores dada su capacidad. Es más, año a año fue acumulando premios y reconocimientos tanto en el ámbito académico como en el artístico. Porque además de los estudios, Thelma creo un grupo de teatro con más de cincuenta niños solo para que Ken pudiera ejercitar sus dotes interpretativas. Dotes a las que se uniría una actividad editorial fundando revistas escolares en todo colegio o instituto que se matriculara    Además, escribía.    Con dieciséis años, esta criaturita escribió una novela, La biblia de neón, que pretendía ser “un ataque sociológico sombrío y adolescente contra los odios causados por las diversas religiones calvinistas en el Sur y la mentalidad fundamentalista como una de las raíces de lo que estaba pasando en Alabama”. Bueno, no sé vosotros, yo a esa edad solo pensaba en chicas, fútbol y pelis de Stallone o Arnold Schwarzenegger.    Podríamos pensar que fuera uno de esos niños empollones y un tanto repelentes, pero no. Era sociable y divertido. Tenía facilidad para hacer amigos y hacerse notar en las fiestas gracias a su ingenio, dotes de actuación, una vitalidad desbordante y su gracia como bailarín. Sí, también bailaba.CONCURSO DE RELATOS 35ª Ed. LA CONJURA DE LOS NECIOS de John Kennedy Toole
Inició su andadura universitaria estudiando ingeniera por consejo de su padre. Para una vez que se metió en los asuntos de Thelma, su hijo, desde luego que se lució, dado que a Ken le aburrió sobre manera, al punto de que enseguida la cambió por Lengua inglesa. Con la excusa que dio a sus padres, creo que podemos encontrar el nacimiento de Ignatius. Cualquiera justificaríamos el cambio con cosas como el aburrimiento, la complejidad o cualquier cosa por el estilo. Ken se limitó a decir que sentía que estaba perdiendo toda la cultura que con tanto esfuerzo le había dotado su madre.    Pasada esa crisis, Ken disfrutó de lo lindo su carrera universitaria. Dada su capacidad, sobra decir que se licenció con honores y logró su doctorado, pero además, ya libre del control de su madre, conoció los placeres de la vida juvenil, bohemia y fiestera.    Los que ya hayáis leído La conjura de los necios seguro que estaréis pensando ¿cómo un tipo así concibió un personaje tan diametralmente distinto a él como es Ignatius Reilly?

LOS NECIOS SE CONJURAN

Cuando en el mundo aparece un verdadero genio, puede identificársele por este signo: todos los necios se conjuran contra él.Jonathan Swift
Pienso que una novela como La conjura de los necios solo se le puede ocurrir a alguien que trabaje para una red social, un partido político o en el ejército. En la época de Ken no había redes sociales, ni se conoce que tuviera alguna filiación política. Así que, en efecto, empezó a escribirla durante su etapa en el ejército.    En 1961 el ejército USA lo reclamó. En abril se produjo la invasión de Bahía Cochinos y las tropas del Tío Sam parece ser que necesitaban profesores de inglés para los reclutas de origen hispanolatino. Así que Ken dejó aparcada su carrera académica por la militar. No debió ser plato de buen gusto, pero como Ken era un genio, también prosperó en ella. En poco más de un año ascendió a sargento y recibió honores y condecoraciones por sus actos de servicio.    Sin embargo, alguien como él no podía estar a gusto en ese ámbito. Pero como tampoco podía hacer otra cosa, aprovechó el tiempo. Logró hacerse con una oficina privada donde pasaría horas y horas escribiendo su novela. Una de verdad. Pero, ¿sobre qué?
CONCURSO DE RELATOS 35ª Ed. LA CONJURA DE LOS NECIOS de John Kennedy Toole
    Como todo escritor primerizo, aunque se sea un genio, lo usual es hacerlo sobre lo que conocemos. Ken pese a su juventud, 24 añitos, ya conocía a mucha gente. Pero de entre toda ella un tipo le había resultado irresistible: Bob Byrne.    Bob era un profesor bastante excéntrico que se había especializado en la Edad Media y en concreto en la figura del filósofo Boecio, también solía vestir de manera descuidada sin que jamás faltara en su cabeza un gorro de caza. Al parecer, Ken y él acostumbraban a pasar la tarde hablando de la obra El consuelo de la filosofía. Sin duda, alguien así podía ser el protagonista perfecto para su novela, una novela que sí o sí debía ser ácida y divertida.    El siguiente personaje de la misma le resultó casi como una venganza personal. ¿Recordáis a su querida mamá? Ken había sido llevado con mano de hierro por ella, así que le pareció justo que en la novela apareciera una madre incapaz de meter en vereda a un hijo que, por otra parte, parasitaba a su costa, aprovechándose de ella para vivir a cuerpo de rey sin darle un palo al agua.    Solo faltaba el conflicto, los necios. Para ello se serviría de numerosas experiencias vitales, como su época de vendedor ambulante ocasional de tamales y su conocimiento de las maquinaciones de los profesores para ascender, tanto laboral como políticamente, o las tribus universitarias, en concreto las alumnas más liberales de las que decía “Cada vez que se abre la puerta del ascensor, te enfrentas a veinte pares de ojos ardientes, veinte pares de puños y todos esperando que alguien empuje a un negro para iniciar una manifestación”. Y es que, como veis, nunca hay nada nuevo bajo el sol.    Por supuesto, el ejército también le proveyó de un buen número de ejemplares con los que trabajar su novela.   Sin embargo, un episodio comenzó a girar la rueda de la Fortuna hacia abajo

JOHN K. TOOLE SE CONVIRTIÓ EN IGNATIUS

Las horas libres en el ejército solían pasarse mejor con un muchito de alcohol. Y aunque Ken estaba enfrascado en su novela y en sus responsabilidades militares también le daba más de la cuenta. Trascurrido año y medio empezaba a aburrirse de estar allí. Pero ese aburrimiento se convertiría pronto en otra cosa.    Cierta noche, parece que se produjo un altercado en la zona de soldados homosexuales. Sí, en aquella base se separaban así las unidades, parece ser que porque el sector homosexual bebía y fiesteaba mucho. El caso es que un soldado se volvió histérico porque otro no le correspondía, así que se tomó una sobredosis de medicamentos y otras sustancias. Ken estaba al cargo de esa tropa y al ser alertado tomó la peor decisión. En lugar de llamar de inmediato a los servicios médicos decidió esperar a que el soldado se recuperara. Pero no lo hizo y el soldado falleció.    Luego se justificó diciendo que pensaba que no era para tanto, y que quizá hubiera sido peor para el soldado el que tuviera que dar parte por el intento de suicidio. A nivel militar, Ken no fue sancionado, pero su relación con la tropa se ensució para siempre. El ingenio y la simpatía desaparecieron dando paso a la pesadumbre y el retraimiento.    Afortunadamente, sus padres atravesaban una situación económica muy precaria. Ello le abrió la posibilidad de regresar a casa, a su vida normal. No era el mismo Ken que se marchó un par de años atrás, ahora llegaba con esa muerte en su conciencia y una novela a medio terminar. Una novela que empezaba a ser algo más que una simple obra literaria para convertirse en su objetivo vital, en su criatura perfecta y genial que debía asombrar al mundo. Curioso paralelismo con su relación materna, ¿verdad?    En 1964 por fin la terminó, compaginando su escritura con sus clases en un colegio católico, y la envió a la editorial Simon & Schuster donde, sin lugar a dudas, sería valorada como se merecía: como la genial novela de un genio. Eso es lo que pensaba alguien acostumbrado al reconocimiento y la admiración por sus trabajos intelectuales.    La realidad fue cruel. La rueda de la fortuna comenzaba su carrera hacia abajo. Al editor que le tocó leerla, Robert Gottlieb, le pareció divertida y con alguna parte ingeniosa, pero en realidad no contaba nada de nada. Y eso era algo que no tenía remedio. Ken no se lo podía creer ¿cómo que no se la iba a publicar?
CONCURSO DE RELATOS 35ª Ed. LA CONJURA DE LOS NECIOS de John Kennedy Toole
Durante meses, años en realidad, mantuvieron una disputa en la que Ken perdía cada batalla. El editor, pese a valorar su talento, se mantenía en su idea de que la novela no tenía mercado, que hacía falta reescribirla por completo o bien le animaba a escribir una nueva novela más convencional. Estaba convencido de que la siguiente sería buena a poco que Ken se ajustara a ciertos cánones comerciales.    Ken no podía aceptar eso. Su orgullo había sido acostumbrado al éxito, al reconocimiento y no gestionó nada bien el rechazo.    Permaneció en su puesto de profesor mientras enviaba la novela a otras editoriales, que se la devolvían con una carta de rechazo y unos argumentos similares. Finalmente, aceptó la derrota. Dejó el manuscrito sobre un armario y se planteó escribir una nueva novela inspirada en un poema de Poe. Pero, quién sabe si influido por este, su cabeza empezó a ser visitada por la locura y la depresión.    El ingenioso y brillante profesor que sacaba carcajadas a sus estudiantes dio paso a una persona paranoica, huidiza e introvertida. Su vestimenta pulcra y elegante fue sustituida por la dejadez y suciedad. También engordó, llegando a una obesidad importante. Su impecable presencia, ante el asombro de quienes le conocían ahora era desaliñada, sin peinarse ni afeitarse, con la ropa arrugada y los zapatos sucios.    A todo ello se añadirían dolores de cabeza y abatimiento general que cada vez más lo recluían en su habitación, para desesperación de su madre, Thelma, que no podía reconocer en ese cuerpo que vegetaba encerrado en su habitación al maravilloso niño al que tan perfectamente moldeó.    Ken ya no existía, quizá por ello en sus últimos meses exigió que no se dirigieran a él por ese nombre, sino como John. Alguien absolutamente huraño, malcarado y paranoico, al punto de que llegaba a creer elaboradas conspiraciones para robarle su novela o que en su casa se escondían aparatos eléctricos que leían la mente.    Los que hayáis leído La conjura de los necios, ¿reconocéis ahora sí a Ignatius en el autor? Es increíble. Es como si el personaje que él creo poco a poco se fuera adueñando de él.    Una mañana de enero de 1969 la universidad le comunicó su despido por las constantes ausencias. Ello acarreó una enorme discusión con su madre que terminó con John cogiendo un buen montante de dinero para luego marcharse de casa en su coche.    Días después encontraron su cuerpo en el interior del vehículo. Se había suicidado usando una manguera que había conectado al tubo de escape para llenar de gas tóxico el interior del turismo. Dicen que su cara no reflejaba dolor.

EL EMPEÑO DE UNA MADRE

Seguí leyendo. Y seguí y seguí. Primero, con la lúgubre sensación de que no era tan mala como para dejarla; luego, con un prurito de interés; después con una emoción creciente y, por último, con incredulidad: no era posible que fuera tan buena.
Walker Percy
Thelma había perdido a su hijo, a su genio. Y lo peor, se sentía culpable de su triste final. Pero al menos le quedaba su nieto, el manuscrito original que amarilleaba olvidado en la cubierta de un armario. Conseguir la publicación de La conjura de los necios se convirtió en su nuevo objetivo vital. Literalmente, llenó las editoriales con copias de su manuscrito, aunque ello no le sirvió de nada.        En 1976, un escritor ocupó una plaza de profesor en la Universidad de Loyola en Nueva Orleans. Se llamaba Walker Percy y no se podía imaginar lo que se le venía encima al aceptar el puesto. Thelma se enteró de ello. Comprendió que esa era su última bala. Tenía cierto renombre y si lograba que leyera la novela seguro que lograría mediar para su publicación.    Inició un acoso diario al pobre Percy. Fuera donde fuera se los encontraba, a ella y al manuscrito, hasta que al fin Thelma logró acceder a su despacho. Desconozco si portaba algún cuchillo, pero logró que Percy cogiera el manuscrito y comenzara a leerlo, al menos por curiosidad.    Luego con interés.    Y finalmente con asombro. ¡No puede ser!, ¡esto no puede ser tan bueno!, relata en el prólogo de la novela el propio Percy. Lo era, sin duda. Tanto que debía publicarse. No le fue fácil. Logró que por lo menos que la editorial de la universidad editara 2500 copias en su primera edición de 1980. Eso fue suficiente.    Un año después la novela llevaba vendidos más de un millón y medio de ejemplares, además de lograr el Pulitzer.    John llevaba enterrado doce años, pero seguro que en alguna parte sonrió complacido.    Todavía había esperanza para los necios.
CONCURSO DE RELATOS 35ª Ed. LA CONJURA DE LOS NECIOS de John Kennedy Toole

CONCURSO DE RELATOS

Ignatius Reilly es egoísta y egocéntrico, vago, desaliñado y bastante guarrete. También es engreído, vividor, quejica y le caen mal todos los necios viciosos que rondan por el mundo. Bueno, en realidad detesta a todo el mundo tanto como el mundo siente repulsión por él. Es todo eso y también un convencido de que los males del mundo nacen por su falta de teología y geometría. Ese es nuestro Ignatius, el personaje más excéntrico y repulsivo del que un lector se pueda enamorar.    Y de eso va la propuesta de esta edición. Escribir una historia protagonizada por un personaje enfrentado al mundo, excéntrico y único. No es obligatorio, pero ni qué decir que la ironía, la parodia o el humor será un ingrediente muy de agradecer.
Como ya sabéis existen dos modalidades:
  • La modalidad concurso: el plazo para participar es del 1 al 15 de febrero y una vez finalizado deberéis enviar las correspondientes votaciones de acuerdo con las bases que aparecen más abajo.
  • La modalidad fuera de concurso: el plazo es del 16 al 25de febrero y solo se trata de compartir vuestro relato con el resto de compañeros para su disfrute.
Por supuesto, también podéis participar con vuestras reseñas de la novela, del autor o de las adaptaciones cinematográficas. Podréis hacerlo a lo largo de todo el mes de febrero.

BASES DE PARTICIPACIÓN DEL CONCURSO DE RELATOS:

Tema: Escribir una historia protagonizada por un personaje enfrentado al mundo, excéntrico y único.Extensión: Máximo 900 palabras.Plazo: Del 1 al 15 de febrero de 2023.Participación: Abierta a todo el mundo. Eso sí, deberéis contar con un blog donde publicarlo y añadir el enlace en los comentarios de esta entrada. Los únicos que no pueden participar en esta edición son los tres ganadores de la pasada edición y un servidor, como receptor exclusivo de los votos.Votación: Los autores participantes deberán votar siete relatos otorgando siete puntos al que más os guste; seis, al segundo; y así sucesivamente. Se enviarán por correo electrónico a [email protected] del 16 al 25 de febrero. No enviar los votos supondrá la descalificación del relato.Premios: El 28 de febrero se celebrará la Gala de Premios anunciando los ganadores. Los tres primeros relatos recibirán un diploma digital acreditativo del mismo.

CONCURSO DE RELATOS 35ª Ed. LA CONJURA DE LOS NECIOS de John Kennedy Toole

Si quieres puedes acompañar tu relato con esta imagen


RELATOS PARTICIPANTES EN LA MODALIDAD CONCURSO

1. ...

RELATOS FUERA DE CONCURSO

1. ...

OTRAS PARTICIPACIONES

1. ...
¡No os perdáis el estupendo vídeo de presentación de la convocatoria de Ainhoa García y Guille Blanc en su canal de YouTube Todo lo que tiene nombre, existe! Aviso: incluye un huevo de pascua acerca de esta novela muy, pero que muy jugoso. 
¡Saludos tinteros!

Volver a la Portada de Logo Paperblog

Revistas