Revista Literatura

Concurso de relatos, xxiv edición: rebeca de daphne du maurier

Publicado el 01 diciembre 2020 por David Rubio Sánchez
CONCURSO DE RELATOS, XXIV EDICIÓN: REBECA DE DAPHNE DU MAURIER
    Llevaba media hora pasmada frente a la máquina de escribir. Necesitaba aire fresco, pero eso parecía estar prohibido en Alejandría, donde el calor no remitía ni de noche. Volvió la vista hacia el montón de papeles que servían de soporte a las 15.000 palabras que llevaba escritas de su nueva novela. Basura. Basura romántica sin alma.    En un arrebato hizo un rollo con los folios y los tiró a la papelera. Cogió un cigarrillo Du Maurier y salió al balcón. Ni allí encontró el frescor que aliviara su pegajosa piel. ¡Cuánto echaba de menos sus amados bosques de Cornualles! Sus escapadas a orillas del río Boddinick y, sobre todo, aquella casa de campo majestuosa pese a estar en ruinas: Minabilly. Ojalá pudiera vivir en ella y formar parte de sus misterios, de la mágica niebla que la envolvía como el humo del cigarro que sostenía entre las manos.    Regresó a su escritorio. Estaba más serena, quizá ahora encontraría ese crash, esa explosión que hiciera interesante la historia del triángulo amoroso que había formado en su mente.  No había folios sobre la mesa. Se dirigió al bufete donde Fred escribía su correspondencia y abrió el cajón. Al sacar los folios, unos sobres tibiamente amarillentos cayeron al suelo. Se agachó y un acceso de ira la invadió al vislumbrar la majestuosa R del nombre que aparecía en el anverso: Jan Ricardo.    ¡Maldita! ¡Maldita por siempre esa mujer! ¿Por qué Fred traía consigo sus cartas? ¿Por qué se negaba a olvidarla aun cuando ya se había casado con otro hombre? Lloró. No era culpa de él. Era suya. Jamás sería la esposa que merece un teniente coronel del ejército británico.     Jamás sería como Jan.    Se sentó de nuevo frente a la máquina de escribir. El corazón le palpitaba, necesitaba del sonido de las teclas para tranquilizarse, lo necesitaba tanto como a Cornualles. Puso la hoja en el rodillo y su dedo pulsó la tecla R.     R. R. R. R…    Sin apenas ser consciente de ello, en la página apareció un nombre.    Rebeca.

XXIV EDICIÓN: REBECA, de Daphne du Maurier

Sí, el yo narrador en Rebeca era yo, bien purgada. No he vuelto a ser ella desde entonces, pero creo que lo seré el miércoles cuando regrese Fred.Daphne du Maurier
    ¿Quién no conoce Rebeca? La historia de la señora de Winter es universal, y lo es porque la emoción que le sirve de hilo conductor también lo es: los celos. Pero si de por sí la novela es fascinante, no lo es menos cómo fueron plantándose en Daphne du Maurier las semillas que germinarían en 1938 con la publicación de esta obra maestra.

La niña que debió ser niño


Desde muy pequeña fue lo que ella llamó una mestiza, una hembra por fuera, pero con mente y corazón de niño por dentro. Margaret Forster, biógrafa

    Daphne nació en Londres un 13 de mayo de 1907, era el segundo retoño del matrimonio formado por el actor Sir Gerald du Maurier y la actriz Muriel Beaumont. El Sir ya nos da una idea del nivel social de la familia que le tocó en suerte. Una familia cuyas raíces aristocráticas nacieron en la Francia monárquica y que emigró a Gran Bretaña tras la Revolución Francesa. El tiempo la derivó al mundo artístico como el teatro, donde Sir Gerald era el galán de moda de los escenarios londinenses de principios del s. XX, o la Literatura. Su abuelo, George du Maurier, fue un afamado caricaturista y escritor que, como vimos en la edición dedicada a Drácula, llegó a compartir tardes de escritura con Bram Stoker. Su tío, William C. Beaumont, era periodista y editor; sus primos, los hermanos Llewelyn Davies, fueron los niños que inspiraron a James Barrie para escribir Peter Pan, y así podríamos seguir un buen rato. Que aquella casa fuera el centro neurálgico de la cultura londinense pudiera hacernos pensar que era como el País de Nunca Jamás para Daphne, pero la realidad era bien distinta.
    Su nacimiento provocó una mueca de desagrado en su padre. Deseaba tener un niño. Ya contaba con una hija, Ángela, y lo propio para un hombre viril como él, que se vanagloriaba de contar con un establo de jóvenes y atractivas actrices para su deleite, era que su segundo hijo fuera varón. Esa tontería de aquellos tiempos significó que durante toda la infancia mantuviera un trato distante con sus hijas, al menos hasta la adolescencia. Quizá, si hubiera sido mejor padre, se habría dado cuenta que ese hijo deseado se encontraba dentro del cuerpo de Daphne.
    Eric Avon. Esa fue la identidad que Daphne se creó en su infancia, años después diría que se sentía una mestiza: era hembra por fuera, pero con una mente y corazón de niño. Por ello acostumbró a vestir pantalones cortos y corbatas. Una indumentaria que la acompañaría durante toda su vida, de la misma forma que la energía masculina que, según ella, era la fuente de la que nacía su inspiración para escribir.
    Algo que no tardaría en hacer.
CONCURSO DE RELATOS, XXIV EDICIÓN: REBECA DE DAPHNE DU MAURIER

La escritora romántica que nunca fue

No soy una novelista romántica. La única, lo juro, la única novela romántica que he escrito, y admito que fue bastante romántica, fue Frenchman's Creek. Una mujer que se enamora de un pirata. Sí, eso es romántico, pero los demás, ¡no!Daphne du Maurier
    Su carrera literaria comenzó en los años veinte, en el género de la narrativa breve. En ellos ya apuntaba ese punto perturbador que provocan sus historias. Eran relatos ambientados en el terreno de la fantasía, el terror y hasta la ciencia ficción, con un componente casi perverso que hacía irresistible su lectura. Comenzó a publicarlos en revistas, como The Bystander, que editaba su tío William Beaumont. Ello le sirvió para darse cuenta de que sus relatos gustaban y que con la literatura podría lograr una independencia económica respecto a su familia. 
Es verdad que sentía el impulso de escribir, pero muy cerca de ello estaba el deseo de ser independiente, siempre quise serlo. No por antagonismo con mi familia, si no para que no tuvieran que pagar por mis deseos, caprichos o lo que fuera. Ese fue mi principal objetivo siempre.Daphne du Maurier
    Pero el dinero de verdad se conseguía escribiendo novelas y para ello necesitaba un lugar alejado del bullicioso Londres donde pudiera dedicarse a ello por completo.
    Ese lugar lo encontró a mediados de los veinte, cuando la familia du Maurier adquirió una casa de vacaciones en Cornualles, a orillas de un río. Ferryside, así se llamaba la casa que se convertiría en su refugio soñado. Le ofrecía calma y soledad, allí nadie la iba a juzgar por vestir de manera desaliñada, ni tenía por qué perder el tiempo en reuniones y fiestas sociales que tanto la agobiaban. Solo ella y sus sueños. Sueños a los que se incorporó Menabilly, una regia casa de campo que descubrió en uno de sus paseos por el bosque y cuyo ruinoso abandono la dotaban de un misterio que se le hizo irresistible.
Me da un poco de vergüenza reconocerlo, pero prefiero Menabilly a la gente. Daphne du Maurier
    Desde el primer momento supo que entre esa casa y ella habían nacido unos lazos muy profundos. Sin duda, debía ser su hogar, necesitaba formar parte de la historia que sus resquebrajados muros habían contemplado. Corría el año 1928, y ese sueño todavía tardaría varios años en hacerse realidad.
    Antes llegaría su primera novela, El espíritu amoroso. La saga familiar de los Coombe se vendió muy bien y ello la convirtió en una autora interesante para los editores. Sin embargo, también le supuso ser etiquetada como una escritora de literatura popular y romántica, algo que ella siempre negó. Quizá fue por el título o por ser el amor su principal tema, pero desde luego el argumento  de esa novela, y las que vendrían después, distaban en mucho de las típicas historias de amor, acercándola a las leyendas paranormales góticas. 
    Esa novela no solo fue importante para su carrera. De entre los muchos que la leyeron hubo un prominente caballero que venía de una relación amorosa cuyo compromiso matrimonial fue anunciado y cancelado en los periódicos dos años atrás. Todo un héroe de guerra que se había quedado hechizado leyéndola y necesitaba conocer a su autora. 
CONCURSO DE RELATOS, XXIV EDICIÓN: REBECA DE DAPHNE DU MAURIER

La bestia que se disfrazaba de madre y esposa devota

Du Maurier fue infinitamente incomprendida y mal interpretada; su madre la llamaba bestia por su falta de instinto maternal, su padre deseaba que fuera un niño, sus críticos la llamaban escritora romántica y ella misma negaba con vehemencia su naturaleza bisexual. Tatiana De Rosnay, La vida de Daphne du Maurier

    Bestia. Así es como la llamaba su madre, toda una mujer de su época, horrorizada por su nulo instinto maternal, por su personalidad excéntrica que le hacía preferir una cabaña en el bosque a las lujosas fiestas sociales y por su falta de feminidad e interés en encontrar un buen partido y formar una familia.
    Todo ello era cierto, así que Daphne no parecía ser la principal candidata para protagonizar un romántico cuento de princesas. Pero, sin embargo, lo fue. Dejadme que os cuente un cuento:
    Una joven hermosa, pero tímida y solitaria, vivía apartada de todo. Soñaba con mundos de fantasía a los que solo lograba acceder a través de la escritura y fue así como logró escribir su primera novela. Una mañana de primavera, un apuesto caballero llegado de la gran ciudad dejó una nota en su puerta. En ella la invitaba a un paseo en barca. La joven, entre reticente y halagada por la atención de ese galán, aceptó. Aquella primera tarde se pasó en un suspiro y, por supuesto, no fue suficiente. Durante tres meses compartieron conversaciones, confidencias y revelaciones. Hasta que un día, el caballero le declaró que la amaba desde antes de conocerla. ¿Cómo es eso posible?, le preguntó ella. Al leer tu novela, respondió él. A continuación, le propuso matrimonio, y ella dijo sí.
    Qué poco cuadra este relato con la personalidad de Daphne, ¿verdad? Pues así es como empezó su relación con el teniente coronel, y posterior Sir, Frederick Browning
    Y es que Daphne parecía compartir algo que ya hemos visto en autores como Lewis Carroll o William Peter Blatty: el conflicto entre lo que debían ser y lo que querían ser. Cada uno, a su modo, buscó la manera de compaginar esa dualidad. En el caso de Daphne reservó su parte, digamos, más oscura a la literatura. Fue en ella donde se enfrentaba a sus demonios. Ahí pienso que está la clave de su éxito: era honesta. Volcaba sentimientos moralmente no aceptados, emociones y sensaciones que nadie se atrevía a hacer públicos, pero que el lector leía como si estuviera delante de un espejo que reflejara algo muy profundo de su interior. Así conseguía esa empatía indispensable para una escritura atrapante.
Por fuera, era una dama refinada y, por dentro, una inventora de criaturas trastornadas, de obsesiones, de tensión sexual… y con pocos finales felices.Fátima Uribarri, Du Maurier, la autora favorita de Hitchcock.
    Pese a que su matrimonio se calificó como frío y distante solo se rompió con la muerte de Fred en 1965. Tuvieron tres hijos y unas cuantas infidelidades. Pasajeras, no importantes para una persona como Daphne, que valoraba tanto la libertad individual y la independencia personal.
    Paradójicamente, la persona que le haría padecer el demonio de los celos fue una mujer que no llegó a conocer y que formaba parte del pasado de su marido.
CONCURSO DE RELATOS, XXIV EDICIÓN: REBECA DE DAPHNE DU MAURIER

La R de Jan Ricardo

Daphne escribió Rebeca para exorcizar indirectamente a Jan y la sombra que arrojó sobre su matrimonio, haciendo que Maxim reconociera que asesinó a Rebeca, que era un diablo y que la odiaba.Nadia C. Smith, Rebecca de Winter y Jan Ricardo: Vidas paralelas

    Jeannette Louisa Ricardo, apodada Jan, nació en Londres en 1905. Como Daphne, lo hizo en el seno de una familia de clase alta; como Rebeca, era joven, caprichosa, de oscuro cabello negro y, por supuesto, muy atractiva. Era el centro de atención en las fiestas sociales a las que era asidua. Glamourosa, urbana, moderna y elegante en su vestimenta… No creo exagerar si la calificamos como el polo opuesto a la retraída, amante de la soledad del campo y poco amiga de eventos multitudinarios como era Daphne. Pero compartieron algo en común. Jan fue la prometida de Fred Browning.

    Esa boda se canceló y transcurrirían dos años hasta que Daphne y Fred se conocieran y casaran. Aquella relación se convirtió en pasado, en algo olvidado para todos, salvo para Daphne.

    Encontrar aquellas cartas de amor entre Fred y Jan la obsesionó. Daphne, que jamás llegó a conocer a Jan, la vio no solo como la exnovia que su marido no quería olvidar, sino como el modelo de lo que debería ser ella misma: la perfecta esposa que merecía un héroe nacional; la sofisticada dama de clase alta que se esperaba de su apellido familiar. El conflicto entre lo que se es y lo que se debería ser. Un conflicto que suele dejar como daño colateral el sentimiento de culpa, por muy seguro que uno esté de sí mismo como aparentaba Daphne.     Todos esos sentimientos fueron los que se volcaron en el papel durante su estancia en Alejandría, adonde fue destinado su marido como oficial al mando del 2º Batallón de Granaderos de la Guardia. Allí, a pesar del calor, a pesar de sus obligaciones sociales con el resto de esposas de mandos militares, la Literatura vino de nuevo al rescate para enfrentarse a sus demonios.
    Décadas más tarde, le preguntaron a u hijo, Christian Browning, por el nombre de la narradora de Rebeca. Él respondió que no lo tenía simplemente porque a su madre no se le ocurrió ninguno y así lo dejó. Pienso que la razón es más profunda. La narradora era la misma Daphne, tanto como Jan era Rebeca. Pero ella, la segunda señora de Winter, saldría victoriosa haciendo que Maxim la asesinara en un velero. Justo el mismo lugar en el que Daphne y Fred comenzaron su amor. 
CONCURSO DE RELATOS, XXIV EDICIÓN: REBECA DE DAPHNE DU MAURIER

Es un poco sombría

Los críticos literarios nunca te perdonarán por escribir Rebecca.Arthur Quiller-Couch

    Cuando regresaron de Alejandría, la novela todavía no estaba terminada. Daphne volvió a su amada Cornualles, pero eso implicaba retomar sus obligaciones como señora de la casa y madre de sus pequeñas Tessa y Flavia. Pero ella no era de esas madres que están todo el tiempo con sus mocosos. Así que, para horror de su madre y suegra, dejó que ellas y las niñeras siguieran cuidando de sus hijas mientras ella se dedicaba en exclusiva a Rebeca. Logró terminarla a finales de 1937.
    Daphne era consciente de lo que había escrito. De cuanto de sus demonios se encontraban tras cada línea y ello la hacía dudar de que pudiera venderse bien. Es por ello que cuando se la entregó a su editor, Victor Gollancz, le advirtió que era un poco sombría y el final un poco breve. Como si de esa manera se excusara por adelantado de las escasas ventas.
    Pero vaya si se vendió, pese a los críticos literarios que seguían viéndola como una hábil proveedora de romance y melodrama. En el primer mes de publicación en 1938, vendió 40.000 copias, casi el doble de su tirada inicial, 3 millones entre 1938 y 1965. Con las regalías de la novela, y no digamos con el dinero cobrado por los derechos para la adaptación cinematográfica de míster Alfred Hitchcock, Daphne al fin consiguió alquilar y reformar, en 1943, aquella casa regia y misteriosa, aquel lugar reservado y silencioso como una joya en el hueco de una mano que era Minabilly, donde viviría hasta 1969.
    No podemos terminar sin mencionar a una lectora muy especial. Jan Ricardo se quedó asombrada al reconocerse en Rebeca. Sabía que la autora era la hermana de Ángela, de quien fue amiga e incluso invitada a su boda, pero a Daphne no la había visto en su vida, ¿cómo una desconocida podía saber tanto de ella? 
    Jan compartiría algo más con Rebeca: su trágico final. El 4 de agosto de 1944, se suicidó arrojándose debajo de un tren. Tenía treinta y nueve años.
    Rebeca murió por segunda vez.

XXIV EDICIÓN DEL CONCURSO LITERARIO

    Desde luego que la vida y la persona de Daphne du Maurier es tan apasionante como la novela que nos sirve de inspiración: Rebeca. Y la principal característica de la misma es que el personaje alrededor del cual gira la trama y las motivaciones de los protagonistas no llega a aparecer físicamente en la historia. Ese es el reto de esta edición: escribir una historia en la que los protagonistas actúen en función de un personaje que no veamos en el relato, pero cuya influencia sea esencial. Por ejemplo, imaginad la historia de unos padres atormentados por su hijo fallecido, ¿cómo llevarían su dolor? ¿qué actos hacen para llevar el duelo? Otro ejemplo, un rival del trabajo al que el personaje intenta imitar.

CONCURSO DE RELATOS, XXIV EDICIÓN: REBECA DE DAPHNE DU MAURIER

Podéis usar esta imagen en vuestro relato


BASES DE PARTICIPACIÓN: 

Tema: La historia deberá girar en torno a un personaje que no aparezca físicamente en el relato. 
Extensión: Máximo 900 palabras
Plazo: Del 1 al 15 de diciembre de 2020.
Participación: Deberéis publicarlo en vuestro blog y añadir el enlace en los comentarios de esta entrada.
Votación: Los autores participantes deberán votar siete relatos otorgando siete puntos al que más os guste; seis, al segundo; y así sucesivamente. Se enviarán por correo electrónico a [email protected] del 15 al 25 de diciembre. No enviar los votos supondrá la descalificación del relato.
Premios: El 29 de diciembre se celebrará la Gala de Premios anunciando los ganadores. Los tres primeros relatos recibirán un diploma digital acreditativo del mismo. El relato ganador será dramatizado por Ramón Márquez en nuestro canal de YouTube EL TINTERO DE ORO RADIOFICCIÓN y los diez primeros relatos se incluirán en la antología anual, edición en papel, de El Tintero de Oro del año 2021.
    Todos los relatos participantes se incluirán en la revista digital EL TINTERO DE ORO MAGAZINE del mes de de marzo de 2021.
    También podéis participar de este homenaje a Daphne du Maurier con una reseña de Rebeca o cualquier otro artículo relacionado con la autora. Dichos textos serán incluidos en la revista digital. Bastará con que lo publiquéis en vuestro blog entre el 1 al 15 de diciembre y dejéis el enlace en los comentarios de esta entrada.
Más información AQUÍ.

RELATOS PARTICIPANTES (Convocatoria abierta del 1 al 15 de diciembre de 2020)

1. ESPERANDO A LUISITO, de Beri Dugo en su blog RELATOS DE BERI
¡Saludos Tinteros!
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