Revista Literatura

CONCURSO DE RELATOS, XXVI EDICIÓN: LA MALDICIÓN DE HILL HOUSE de SHIRLEY JACKSON

Publicado el 01 abril 2021 por David Rubio Sánchez
CONCURSO DE RELATOS, XXVI EDICIÓN: LA MALDICIÓN DE HILL HOUSE de SHIRLEY JACKSON
    El tren detuvo su marcha al llegar a la estación de la calle 125. Esa parada sacó a Shirley de la historia que estaba formando en su cabeza y la devolvió a la realidad. A su derecha, su marido permanecía impasible con la vista clavada en la novela que la semana siguiente reseñaría elegantemente en el The New Yorker.    Se sintió tentada de preguntarle qué quería para la cena, pero ya sabía la respuesta: es tu problema. Como los niños, como las mascotas y como el resto de tareas domésticas que ya había asumido como sus obligaciones, mientras él se dedicaba a controlar lo que ella ganaba con sus relatos y, por supuesto, a flirtear con sus alumnas en el Bennington College.    Observó con desgana por la ventana. El crepúsculo era especialmente tenebroso, horrible, tanto como el edificio alto y negro que atrajo su mirada. Se sintió estremecer. Estaba hueco como una concha, pero permanecía erguido como si se resistiera al olvido de la ruina. Como si esperara que la vida volviera a él para alimentarse de ella. Solo la puesta en marcha del tren logró separarla de aquella perturbadora visión, pero ya era tarde: el edificio se había metido en su cabeza y lo llevó con ella a casa. A sus pesadillas.    La mañana siguiente, mientras preparaba el desayuno para su familia y para las mascotas que poblaban su casa, se decidió por escribir una carta a un amigo de la Universidad de Columbia pidiéndole que investigara sobre ese edificio. A los pocos días, el cartero llamó a la puerta con una carta. Shirley la abrió con una mano, con la otra llevaba la fregona y una nota con una idea que se le había ocurrido mientras lavaba los platos. Era la respuesta de su amigo. Al parecer le costó ubicarlo, dado que solo era visible desde un punto concreto de la estación de tren, pero finalmente logró averiguar que ese edificio se había quemado unos siete meses antes y habían muerto nueve personas. Añadía que algunos niños de la zona le dijeron que estaba embrujado.    Shirley dejó la carta en una mesa y se encendió un cigarrillo. Decidió acompañarlo con una copa de whisky. Al poco buscó el bloc de notas y escribió: «casa encantada».

XXVI EDICIÓN: LA MALDICIÓN DE HILL HOUSE de SHIRLEY JACKSON

    Esa visión despertó en Shirley el interés por las casas encantadas como personajes recurrentes en sus novelas, pero el mundo paranormal ya la había atrapado hacía años, no porque creyera en fantasmas o hubiera tenido alguna experiencia con el Más Allá, sino como una válvula de escape de una realidad en la que siempre se sintió fuera de lugar.    Quizá por ello la mayoría de sus personajes son chicas jóvenes o de mediana edad, inseguras y acomplejadas, para quienes el mundo intangible de la magia resultaba menos perturbador que su vida cotidiana.    Y es que, lamentablemente, Shirley Jackson nunca lo tuvo fácil en su corta vida.

LA HIJA NO DESEADA

Los años junto a su madre se habían cimentado lealmente alrededor de pequeñas culpas y pequeños reproches, un agotamiento constante y una desesperanza sin fin.La maldición de Hill House, Shirley Jackson

    Aunque Shirley Jackson siempre afirmaría que nació en 1919 para evitar las habladurías en torno a que estaba casada con un hombre más joven que ella, la realidad es que fue en 1916. En concreto, once días antes de Navidad. Sin embargo, sus padres no percibieron el nacimiento de su primer hijo como un regalo navideño, sino todo lo contrario.    Shirley llegó demasiado pronto para el joven matrimonio de clase media formado por Leslie y Geraldine Jackson, una pareja atractiva, estilosa, extrovertida y con unos planes de vida mucho más interesantes que cambiar los pañales a un bebé.    Para más inri, la pequeña Shirley no heredó de sus padres ni la belleza física, ni el carácter extrovertido y fiestero. Fue una niña reservada e introvertida que prefería la soledad de su habitación donde podía leer y escribir a sus anchas, algo que su madre detestaba especialmente hasta el punto de calificar sus redacciones como basura. Imaginar a la pobre Shirley regresando a su habitación tras ese comentario desde luego que parte el corazón.    ¿Qué podía hacer una niña como ella ante el desapego y el desprecio de sus padres? Tenía dos opciones: o intentar ser la hija modelo que ellos querían o rebelarse. Ninguna de las dos le daría la felicidad, pero Shirley optó por la rebeldía, una rebeldía diría hasta cierto punto autodestructiva. Como si avergonzar a su madre fuera más importante que ella misma. Así, sabiendo la importancia que Geraldine Jackson le daba al aspecto físico, decidió comer compulsivamente para engordar, a vestir de manera desarrapada y a recluirse aún más en sí misma.    El traslado de la familia a Rochester no cambió nada. Tras diplomarse en la Brighton High School, Shirley ingresó con dieciocho años en la Universidad de la ciudad. No he encontrado la carrera en la que se matriculó, aunque parece ser que estaba relacionada con la escritura. El caso es que no lo pasó nada bien, los profesores criticaban sus escritos con la misma dureza que lo hiciera su madre y Shirley decidió dejar los estudios al terminar el primer año.    Durante todo 1936 volvió al refugio de su habitación, donde se impuso la norma de escribir al menos 1.000 palabras al día. Ese año sabático pareció darle un nuevo impulso para probar fortuna en la Universidad de Siracusa donde, seguramente, pasaría la época más feliz de su vida.    Allí encontraría no solo el primer reconocimiento a sus letras, sino que conocería el amor.    O al menos algo parecido.

ME CASARÉ CON LA AUTORA DE ESE RELATO

Ojalá Luke me valore por lo que soy, o por lo menos que yo no me dé cuenta de que no lo hace; que él sea sabio o que yo sea ciegaLa maldición de Hill House, Shirley Jackson
    Bien fuera por haber cumplido los veinte, bien por la distancia que la separaba de su tóxico hogar, Shirley pareció obligarse a ser más sociable cuando ingresó en la Universidad de Siracusa. También ayudó a su autoestima que los profesores vieran sus escritos con mejores ojos o que se involucrara en la revista literaria del campus donde publicaría su primer relato, Janice. A ese le seguirían otros que fueron muy bien acogidos, tanto que la nombraron editora de ficción de la revista de humor del campus.    Espera, espera… ¿he escrito humor? No, no es una errata. Que Shirley fuera retraída y poco sociable no significaba que no tuviera un sentido de humor muy desarrollado. En este sentido, ¿recordáis a William Peter Blatty? Como en el caso del autor de El exorcista, el terror fue la última etapa de su carrera literaria. Antes de ella, compaginaba sus relatos fantásticos con los cuentos infantiles, el humor o incluso la poesía, género con el que consiguió su primer premio literario.    Leyendo sobre el carácter de Shirley me vino a la cabeza la figura de Daphne du Maurier, que también fue muy suya y que, a su forma, también se rebeló contra el papel que la sociedad le tenía reservado como mujer.    Y no queda ahí el paralelismo.    Si recordáis la edición dedicada a Rebeca nos sorprendimos con aquel cuento de hadas en el que un apuesto caballero, al leer una de las novelas de Daphne du Maurier, cruzó toda Inglaterra para postrarse ante ella. Bueno, pues a Shirley le sucedió lo mismo, aunque en este caso el que se convertiría en su marido solo tuvo que cruzar el campus. Stanley Edgar Hyman era un joven estudiante judío que cuando leyó un relato se dijo que se casaría con la autora. El tipo en cuestión parece que era bastante apuesto y me imagino a nuestra Shirley cuando vio llegar a un desconocido con una propuesta de matrimonio bajo el brazo. Quizá, lo que de verdad la sedujo fue la sincera admiración que Hyman mostraba por su obra; o tal vez fuera que lo viera como la venganza perfecta contra su madre, algo así como echarle en cara que no solo era considerada una buena escritora, sino que la gorda y fea de su hija había conseguido conquistar a un apuesto y atractivo hombre, que, además, era judío.    Sea como fuere, Shirley y Hyman se casaron el mismo año en el que se graduaron, 1940, y se fueron a vivir a Greenwich Village de Nueva York. Allí iniciaron ambos su carrera en el mundo de las letras. Hyman se enfocaría en el mundo de la crítica literaria y la enseñanza, mientras que Shirley intercalaba la publicación de sus relatos en periódicos como The New Republic y The New Yorker, con artículos para revistas de mujeres. Revistas que, paradójicamente, serían las que leería su madre y que trataban temas como «las tareas del hogar, la alimentación, la nutrición, el estado físico, el atractivo físico y la moda» como sería el caso de Woman’s Day, u otras para mujeres inteligentes como Mademoiselle, una revista principalmente de moda, pero que también publicaba relatos de escritores punteros como Truman Capote, Joyce Carol Oates, William Faulkner o Tennessee Williams.    En esta época nació su primer hijo y en 1944 se añadió otro premio a su palmarés literario al ser galardonado su relato Ven a bailar conmigo a Irlanda como mejor cuento americano del año.    Sí, la vida parecía sonreír a Shirley y ella no dudaba en restregárselo por cartas a su madre.     Aunque fuera una mentira.

UN PUEBLO AGRADABLE Y TRANQUILO

En 1945, su ejemplar esposo obtuvo plaza de profesor en una escuela de North Bennington, una localidad que se encuentra a unas cuatro horas en coche de Nueva York. Así que, para evitarse esas horas, la familia dejó Nueva York para afincarse en esa villa de la América profunda. Una población en la que todos eran forasteros salvo que sus abuelos hubieran nacido allí.    La nueva, y última, casa de Shirley Jackson desde luego no era pequeña. Nada menos que contaba con ¡dieciocho habitaciones!, así que podemos imaginar cómo debió ser la mudanza y la decoración o la propia limpieza de la misma. Tareas que entraban dentro de sus responsabilidades como ama de casa, además del cuidado de sus cuatro hijos y las numerosas mascotas.
CONCURSO DE RELATOS, XXVI EDICIÓN: LA MALDICIÓN DE HILL HOUSE de SHIRLEY JACKSON
    Porque ese era el papel de Shirley en aquella relación, mientras que su amado esposo trabajaba en el colegio, controlaba las finanzas domésticas —incluidas las propias ganancias de Shirley a quien le pasaba una asignación para la casa y sus gastos— y, como no, mantenía un buen repertorio de relaciones extramaritales porque el tipo, además, no creía en la monogamia.    ¿Cómo podría sacar tiempo para escribir? Esa bien podría ser la pregunta que se hiciera la primera noche en su nuevo hogar. Afortunadamente, lo sacó. Y ello sin descuidar ni una sola de «las tareas propias de su sexo» que se decía entonces. No solo eso, incluso supo aprovechar esa experiencia para escribir una serie de artículos humorísticos en los que relataba su día a día como ama de casa, madre, esposa, escritora y mujer de ciudad venida a una comunidad pequeña, cerrada, católica y conservadora. La acogida de esos artículos fue realmente buena en las revistas femeninas donde se granjeó un buen número de lectoras de clase media, hasta el punto que se recopilarían en 1952 bajo el título Life Among The Savages.    Sin embargo, ese humor que trasladaba a sus artículos no se correspondía con el día a día. Por un lado, se sentía extraña en ese pueblo de apariencia perfecta, por otro se negaba a aceptar su papel en el matrimonio, pero tampoco tenía valor para mandar a Hyman a freír espárragos. Así que Shirley, optó por la táctica que ya hiciera con su madre: autodestruirse. Encontró en el alcohol la manera de controlar su ira; y en la comida y el tabaco, la manera de controlar su ansiedad. Y por si eso no fuera bastante, añadió barbitúricos y anfetaminas a ese peligroso cóctel.    Toda una bomba de relojería para cualquier corazón.

LA MALVADA BRUJA DEL ESTE

    Para Shirley, 1948 fue un año que significó una especie de punto de no retorno a nivel narrativo, el año en el que el terror se convertiría en el único género por el que transitarían sus historias. Quizá, su mente se había cansado de camuflajes y necesitaba mirara a sus demonios directamente a los ojos.    Prueba de ello fue su primera novela, El camino a través del muro, que publicaría ese año. Tiempo después, Shirley diría que «la primera novela de un escritor debía ser una novela en la que se vengara de sus padres». Y desde luego que lo hizo desnudando su estilo de vida basado en la superficialidad y el egoísmo, el propio de una sociedad cuya fea verdad se encontraba escondida bajo la alfombra de la perfección. En esta novela ya aparecen sus dos ingredientes principales: una protagonista joven y acomplejada y una casa embrujada.   Para promocionarla, los editores aprovecharon el interés de Shirley por el mundo paranormal y tejieron una leyenda que la vinculaba con prácticas esotéricas como el vudú, la ouija e incluso que era experta en hechizos y encantamientos. «La señora Jackson no escribe con lápiz, sino con una escoba». Incluso Stanley Hyman, su cínico esposo, afirmaba jocosamente que se había casado con una bruja que tenía la casa llena de grimorios (libros de conjuros).    Sin duda, ese libro debió ser impactante para todas aquellas lectoras de clase media que la conocían por sus artículos cómicos e inocentes en revistas femeninas. Por si fuera poco, ese mismo año publicaría su relato más célebre en el periódico The New Yorker, La lotería.
    Seguro que muchos lo conocéis, si no, os dejó que os ausentéis un momento de esta entrada y lo leáis AQUÍ.
    Venga, os espero.
    ¿Ya?
    Desde luego el relato fue toda una bofetada para sus acomodados lectores habituales que llenarían la redacción del periódico con cartas en las que expresaban su horror ante ese relato que sin duda estaba escrito por una simpatizante comunista que buscaba destruir el estilo de vida americano. Incluso, aprovechando la campaña de promoción de su novela, la llegaron a tildar de la malvada bruja del este.    Shirley perdió buena parte de su público de revistas femeninas para lectores de clase media, pero ganaría a todo un regimiento de aficionados al género del terror.
CONCURSO DE RELATOS, XXVI EDICIÓN: LA MALDICIÓN DE HILL HOUSE de SHIRLEY JACKSON

LA MALDICIÓN DE HILL HOUSE

O tal vez vaya simplemente a Hill House, donde me esperan y donde me darán refugio y una habitación y pensión completa y un pequeño salario simbólico por haber abandonado mis compromisos y obligaciones en la ciudad y haberme marchado a ver mundo.La maldición de Hill House, Shirley Jackson
    En los años que siguieron, Shirley continuó siendo la ama de casa, madre, esposa resignada y escritora. También continuó escribiendo y publicando novelas, además de documentarse sobre todo lo relacionado con lo paranormal para buscar ideas que trasladar al género de terror en el que ahora escribía.    Una lectura la interesó especialmente, Personas encantadas: la historia del Poltergeist a lo largo de los siglos, escrito por un psiquiatra e investigador paranormal llamado Nandor Fodor. En ese ensayo, Fodor sugirió que muchos de los fenómenos fantasmales que se producían en según qué casas, no tenían su origen en el Más Allá o en presencias del inframundo, sino que eran originados a partir de la propia psique de sus habitantes, como si fueran la manifestación física del subconsciente de aquellas personas que sufren algún tipo de estrés o tensión emocional desmedido.    Desde luego, Shirley sabía mucho de estrés, tensión y ansiedad, así que esa lectura le interesó sobre manera. ¿Y si la protagonista de su siguiente novela fuera alguien capaz de eso? Por supuesto, esa historia transcurriría en una casa encantada, pero en esta ocasión la casa tenía que ser algo único y realmente especial.    Por esa época había leído un libro An Adventure de Charlotte Anne Moberly en el que dos turistas inglesas sufrían unas apariciones fantasmales en un lugar tan espectacular como el Palacio de Versalles. A Shirley ya no le bastaba un castillo en las afueras o una mansión en ruinas. La casa de su novela tenía que ser algo realmente vivo, un personaje más. Perturbadora, capaz de sacar el verdadero horror de cualquiera: sus propios miedos y culpas.    Así que se puso a investigar a fondo sobre casas encantadas contactando con la Society for Psichical Research. Eso la llevó al castillo Neuschwanstein en Alemania, pero, sobre todo, a una mansión ubicada en San José, California.    La mansión Winchester.    De nuevo, os dejo que abandonéis la entrada para conocer la fascinante historia de la casa de la heredera del creador del famoso rifle.

    Alucinante, ¿eh?    En la novela, Shirley no dudó en mencionar estos referentes arquitectónicos. El edificio alto y negro que solo se veía en un determinado punto de la estación de tren aparece convertido en una torre que no se ve desde la ventana de su dormitorio pese a dar a la parte trasera. Hill House construida a la medida del cerebro de su creador era todo lo contrario a una casa sensata y proporcionada, una casa donde uno podría perderse como en la mansión Winchester.
    Bueno, lo que debió estremecer a Shirley, además de la locura arquitectónica que suponía esa mansión, es que fue uno de sus antepasados quien la construyó. Al menos la primera construcción de ocho habitaciones.    Ya tenía la inspiración para su Hill House y al personaje protagonista, la joven Eleanor. La ingenua, poco agraciada, sumisa e introvertida Eleanor; la treintañera que no había podido disfrutar de una vida propia al dedicar su juventud al cuidado de su madre. Su egoísta madre. Un personaje encadenado a sus obligaciones de nacimiento que ansía su libertad, aunque ello le lleve al mismo infierno. ¿Os suena?
    La novela se publicó en 1959.
    Eleanor, la protagonista de La maldición de Hill House, lo logró en cierta medida. Pero Shirley, no. En 1965, y tras un año en el que su estado mental empeoró haciéndola incapaz de salir de casa, falleció de un ataque al corazón mientras dormía la siesta.    El reloj de la bomba de tiempo que era su corazón terminó su cuenta atrás. El tipo que se enamoró de ella al leer su relato se volvería a casar ese mismo año con una de sus alumnas.
CONCURSO DE RELATOS, XXVI EDICIÓN: LA MALDICIÓN DE HILL HOUSE de SHIRLEY JACKSON

XXVI EDICIÓN DEL CONCURSO LITERARIO

   Los que hayáis leído Hill House habréis comprobado que no es una novela de fantasmas al estilo clásico. Es la atmósfera que logra Shirley la que poco a poco nos va consumiendo, al tiempo que la casa lo hace con su alter ego, Eleanor Vance, la protagonista y muy posiblemente la responsable de los fenómenos poltergeist que nos dejan con los pelos de punta.    Para esta edición no vamos a pedir algo tan sutil, así que para participar bastará con una historia de fantasmas terrorífica. Almas vagabundas condenadas por la eternidad, espectros buscando justicia desde el Más Allá, o tal vez la redención... ¡Todo vale para erizarnos la piel!

CONCURSO DE RELATOS, XXVI EDICIÓN: LA MALDICIÓN DE HILL HOUSE de SHIRLEY JACKSON

Podéis usar esta imagen para acompañar al relato, si queréis

BASES DE PARTICIPACIÓN: 

Tema: Un terrorífico relato de fantasmas. 
Extensión: Máximo 900 palabras
Plazo: Del 1 al 15 de abril de 2021.
Participación: Deberéis publicarlo en vuestro blog y añadir el enlace en los comentarios de esta entrada.
Votación: Los autores participantes deberán votar siete relatos otorgando siete puntos al que más os guste; seis, al segundo; y así sucesivamente. Se enviarán por correo electrónico a [email protected] del 16 al 25 de abril. No enviar los votos supondrá la descalificación del relato.
Premios: El 28 de abril de 2021 se celebrará la Gala de Premios anunciando los ganadores. Los tres primeros relatos recibirán un diploma digital acreditativo del mismo. El relato ganador será dramatizado por Ramón Márquez en nuestro canal de YouTube EL TINTERO DE ORO RADIOFICCIÓN y los diez primeros relatos se incluirán en la antología anual, edición en papel, de El Tintero de Oro del año 2021.
    Todos los relatos participantes se incluirán en la revista digital EL TINTERO DE ORO MAGAZINE.
    También podéis participar de este homenaje a Shirley Jackson con una reseña de La maldición de Hill House o cualquier otro artículo relacionado con la autora. Dichos textos serán incluidos en la revista digital. Bastará con que lo publiquéis en vuestro blog entre el 1 al 15 de abril y dejéis el enlace en los comentarios de esta entrada.
    Más información AQUÍ.

RELATOS PARTICIPANTES (Convocatoria abierta del 1/4/21 al 15/4/21)

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¡Saludos tinteros!
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