Dejar de ir a cenar con tu novia o quién sea que comparte contigo las soledades, pagar una pasta en fotocopias, encuadernaciones, sellos, sobres y papeles relucientes ya huérfanos, acercarse con la ilusión de un pardillo a la oficina postal, hacer cola, hacer cola, hacer cola, esperar, mirar a la vieja que hay delante con un gorro de lana verde, leer las bases de otros concursos para no solaparse, esperar, unas bases que son tan emocionantes como un prospecto de aspiradoras, leer, esperar, leer, buscar, especular sobre posibilidades, mezclar cerezas en un baúl, dejar correr los meses como un preso, esperar, cerrar postigos, esperar, esperar, silencio. No pagues por escribir. No hagas colas para escribir. No esperes. No escribas.