Vosotros sabéis, queridos jomeinistas, que una - con el permiso de mi santo - es mujer de un sólo hombre. Un hombre que me enamoró hasta las trancas invitándome a yogur - para que luego otros se lo curren con cenas finas. Un hombre que ha poblado mis sueños desde entonces. Pues sí, lo confieso: he sido infiel a Hugo Silva. Y lo malo es que ha sido con un yogurín.
No es excusa, pero la culpa de todo la tienen las bodas, que tienen un peligro...En este caso, tres bodas. De hecho, Tres bodas de más. Que me ha pasado con la peli lo que me pasó con la versión moderna de Sabrina. ¿Alguien me explica quién va a fijarse en Greg Kinnear teniendo delante a todo un Harrison Ford? Pues esto, lo mismo. Que no digo yo que el Quim Gutiérrez no pueda gustarle a alguien. Para gustos, colores, oigan. Lo que es a mí, me parece el candidato ideal para una otoplastia. Y, como buena anestesista, le tengo manía a las barbas por aquello de que no tienes dónde pegar el esparadrapo. Pero teniendo delante al Martiño Rivas peco hasta yo. Que me ha hecho renegar de Hugo Silva después de tantos años. Qué pena no ser directora de cine...