Confundiendo historias,
Gianni Rodari - Alessandro Sanna,
Kalandraka, 2014.
Los niños tienen mucha memoria para los pequeños detalles y no permiten que, cuando les contemos cuentos, equivoquen la primera versión; es decir, el adulto que le narre una historia a un niño o niña ha de tener cuidado porque, si no, su forma de contar será cuestionada una y otra vez.
Algo así ocurre en Confundiendo historias, aunque de forma más divertida y caótica. Gianni Rodari observa, como suele hacer en sus textos, de forma lúdica la realidad y la transforma para ofrecer un relato fresco, original y tremedamente creativo. En el cuento, se revisa el texto de "Caperucita Roja" y, de esa revisión, surge un diálogo (muy bien marcado tipográficamente) en que una nieta corrige a su abuelo continuamente y va perdiendo, poco a poco, la paciencia con él. No puede ser que el abuelo confunda el rojo con el verde o añada personajes tan estrambóticos como una jirafa o un caballo. No puede ser que incluya nuevas situaciones para desesperación de la niña que no entiende cómo su abuelo lo confunde todo. De ese diálogo hipercorregido surge una apuesta estética que fomenta la participación del lector y que le permite crear nuevos textos. Finalmente, el abuelo retoma la situación y le ofrece unas monedas para que la niña se compre unas golosinas y él pueda seguir leyendo el periódico con calma.
¿El abuelo no conocía el cuento de "Caperucita roja"? Claro que sí. El abuelo lo que quiere es hacer rabiar, con cariño, a su nieta, y permitirle que tome las riendas del cuento proponiéndole propuestas arriesgadas y sorprendentes. El diálogo entre la niña y el abuelo está lleno de ternura porque, leemos entre líneas, como la pequeña se esfuerza, creyendo que su abuelo no entiende nada, en hacerlo partícipe de una historia que ella conoce muy bien.
Confundiendo historias está ilustrado por Alessandro Sanna. El fondo de la página es blanco y resaltan sus dibujos luminosos, como sacados de una chistera de un mago, que irrumpen en la imaginación de la niña y del abuelo.El color rojo, el verde, el violeta... se dan la mano para aguijonear la imaginación y permitir, al lector, seguir ese lío que es cuento de la "Caperucita" a dos veces, aunque un lío, eso sí, muy divertido.
Kalandraka reedita este clásico de la literatura infantil y lo ofrece en castellano, catalán (Un conte embolicat), gallego (Confundindo historias) y portugués (Baralhando histórias). Nos parece un acierto ofrecer a los niños de hoy, a partir de cinco años, esta revisión sugerente de la Caperucita porque no solo pasarán un buen rato, sino que aprenderán que una historia puede contarse de muchas maneras y que eso no es malo, al contrario.
En suma, un cuento lleno de humor que encantará a los primeros lectores.