Revista Diario

Consejos para voluntarios de verano

Publicado el 25 marzo 2014 por Kaktus

A ustedes no se lo parecerá, pero el verano ya llegó. Nosotros, como muchos otros proyectos, empezamos a recibir solicitudes para pasar el verano con nosotros. Si en años anteriores me permití presentarles una tipología del voluntariado, este año me desmarco con algunos consejos y/o observaciones que harán la estancia de los voluntarios más fructífera:

  1. Seguramente no tendréis Internet y puede ser que tampoco teléfono. Haceos a la idea. Como ya apunté en su día, si necesitas hablar con una persona cada dos días, a lo mejor deberías estar pasando el verano con ella. Todo el mundo viene súper concienciado sobre culturas tribales, tamborileo y percusión, y estampados coloridos, pero nadie parece haber asumido que hay lugares en el mundo en los que, simplemente, no hay cobertura. O no hay agua. O no hay luz. Y, por cierto, la gente que ya vive allí no es tu secretaria ni tu cabina de teléfono. Al final del verano nos llegan unas facturas de cagarte, y nosotros somos voluntarios todo el año, ergo no tenemos ni un puto duro para pagar esas facturas que, by the way, no son nuestras. Tampoco nos gusta que nos hagas perder una mañana buscando postales, oficina de correos y sellos. No te has ido de vacaciones a Roma. Y cambiarte la foto de perfil del Facebook puede esperar un mes (y hasta toda la vida). Desconectarte, centrarte en lo que tienes delante, te ayudará a que verdaderamente la experiencia de verano te sirva para algo. Tienes todo el año para contarlo. Como corolario diré que abrirte un blog donde te comprometes a actualizar todos los días puede ser una promesa que no consigas cumplir. ¿Vas a escribir un blog o a trabajar?
  2. Trabaja con lo que tienes. Si tienes puzles, haz puzles. Si tienes piedras, piensa juegos con piedras. Sí, dibujar camisetas es más divertido que hacer un puzle, pero puede ser que no haya colores para tela, o que no sean los que tú quieras, o los que tú sabes usar o los que duran más sobre la tela. Sé apañado e imaginativo. Si tienes la posibilidad de preveer qué actividades vas a desarrollar, tienes al menos 20 kilos de maleta para llevar lo que necesites. Y, si no puedes llevar lo que necesitas, significa que tendrás que pensar en necesitar menos.
  3. Miss Niño Encantador del Verano. Es casi imposible pero, en caso de que vayas a un proyecto con niños, intenta no privilegiar descaradamente un niño sobre los demás. No es tu hijo. Dentro de un mes, no volverás a verlo en la vida. Es más el daño que le haces (luego no tendrá esa atención, y se resentirá) que la alegría de compartir treinta días contigo. Entiende que muchos proyectos tienen que pensar en el conjunto de niños que acuden al proyecto. Sería maravilloso que pudiéramos satisfacer todas las necesidades emocionales, materiales y educativas de todos y cada uno de nuestros niños, aprovechando sus particularidades y potenciando sus capacidades. En la práctica, semejante grado de individualidad es imposible. A lo mejor a ti te parece un Einstein incomprendido, pero seguramente todos los niños del proyecto, vistos de cerca, son genios. Siempre vas a llevarte mejor con unos grupos que con otros, es normal, pero intenta que no sea un solo niño.
  4. Tú lo vales, aunque no des nada material. La tentación fundamental es dar zapatos al que va descalzo, y un jersey al que va en camiseta. Coger tu Niño Favorito del Alma y ducharlo y vestirlo entero, y llevarlo a pasar la tarde a un centro comercial. ¿De verdad piensas que los responsables del proyecto no se han dado cuenta de que el niño va descalzo? Dar zapatos es súper fácil. Lo difícil es conseguir que el padre se quite veinte birr de alcohol para comprar zapatos a su hijo. Y seguramente el proyecto está trabajando en ello. No te metas. Si quieres dar algo, dalo a los responsables del proyecto que se ocuparán de distribuirlo a quien más lo necesita. Los más sucios no son los más pobres, sino los que menos se lavan. Estás premiando la dejadez y castigando al que se remienda los pantalones. Y, sobre todo, estás incentivando que todos los voluntarios sean evaluados por su capacidad de dar cosas materiales. Sé honesto, ofrece lo que eres. Toma el camino difícil y trata de pensar que, como persona, tienes valor sin necesidad de dar nada material a nadie. Cree que tu servicio es mucho más que dar zapatos.
  5. No juzgues. Nadie es perfecto. Como espero que haya quedado claro en este blog, quien pasa aquí todo el año se enfrenta cotidianamente a sus debilidades y sombras. Muchas de las decisiones del proyecto tienen motivaciones que en un me no alcanzarás ni siquiera a vislumbrar. Se basan en relaciones y trabajo de años. No pretendas, en quince días, saber todo lo que yo debería saber pero que, en ocho años, todavía no he conseguido averiguar. Observa todo lo que puedas, intenta ser lo más compasivo posible, y trata de entender a quien, al final, es la persona que se quedará aquí cuando tú estés en casa actualizando tu blog. Que vivamos en un país africano, o que hayamos decidido dedicar nuestra vida gratuitamente al servicio de los demás, no nos convierte en seres perfectos. Podemos ser igual de rastreros y mezquinos que el resto del mundo. A veces lo somos. Si fueras a hacer prácticas a una empresa, no esperarías que tu jefe fuera la Madre Teresa. Hay quien espera que nosotros lo seamos, y, obviamente, rara vez estamos a la altura de las expectativas. Hay menos héroes de los que parece. Y, por cierto, en un conflicto entre un voluntario y un trabajador, puede ser que el proyecto le dé la razón al trabajador y no al voluntario. Si uno de prácticas se pelea con la secretaria, puede ser que la empresa le dé la razón a la secretaria. O puede que no, si no la tenía. Pero, desde luego, no asumirá inmediatamente que el de prácticas tiene razón.
  6. No eres un turista. Puede ser que te pierdas la visita al monumento nacional de país en cuestión. Puede ser que nadie quiera llevarte a ver campos de refugiados (no son Disneylandia), o puede ser que te pases todo el mes sin salir del recinto del proyecto. Un mes es poco tiempo, va a haber muchas cosas que te quedes sin ver y sin saber. Pero, ¿has venido a ver o a trabajar? Los responsables del proyecto tienen como responsabilidad principal la gestión del proyecto, no la gestión de los voluntarios. Es su deber darte algo que hacer, pero no es su deber enseñarte todos y cada uno de los rincones del país. Si quieres ser turista, viaja como turista. Y, por cierto, salvo que los proyectos se incluyan en un circuito de turismo “solidario”, tener visitantes es siempre una carga. Si todos los visitantes de Calcuta van a visitar la casa central de las MOC, no sé cómo puñetas pueden acoger visitantes y trabajar. Y, salvo que seas japonés (y en ese caso estamos hablando de una pulsión patológica), no hace falta que saques fotos las 24 horas del día.
  7. No salvarás ninguna vida. Hazte a la idea. Vienes un mes. En una empresa normal, te dejarían, como mucho, contestar al teléfono la última semana de tu período de prácticas. No pretendas tener la responsabilidad total del proyecto en un mes. Tampoco pretendas que se organicen actividades exclusivamente para que tú te sientas realizado y útil. Puede ser que exista la posibilidad (hospitales que se dedican exclusivamente a cirugías oculares durante una semana) o puede que no, pero, en cualquier caso, la validez de una actividad la determina el grado de servicio que se ofrece a los beneficiarios del proyecto, no lo bonitas que le queden las fotos al voluntario. Tampoco pretendas resolver la vida de todos los beneficiarios en un mes. Seguramente, ni siquiera llegarás a conocer todos los nombres. Y si en España al hijo de tu vecino no se te ocurriría darle antibiótico si no eres médico, en Etiopía tampoco lo hagas. Todo el mundo tiene derecho a servicios de calidad. Si no eres enfermero, mantente alejado de la enfermería, y deja que los responsables del proyecto hagan lo que sea que hagan normalmente cuando se presenta una emergencia médica. No hagas cosas que obviamente requieren una actuación profesional si no eres un profesional (aquí incluyamos el conducir camiones o tractores o vehículos de más de treinta asientos si no lo has hecho en tu vida. Si en España ni se te ocurriría asumir la responsabilidad de conducir un autobús de sesenta plazas cargado de niños, no lo hagas tampoco en África. La responsabilidad es la misma, pero el seguro es peor, sobre todo si tu carnet de conducir no es válido en el país).
  8. Escoge el proyecto adecuado. Busca el proyecto que más se ajuste, no sólo a tus capacidades, sino también a tus creencias. Si te pasas todo el año despotricando como un loco sobre la Iglesia Católica, no te vayas con monjas en verano. No digo que a los proyectos de iglesia católica sólo puedan ir voluntarios católicos practicantes (de hecho, en nuestro proyecto no es así), pero, al menos, tiene que ser gente que no odie a la Iglesia Católica. No es tanto pedir.
  9. Entiende que de vez en cuando te dirán que no. Ningún proyecto puede acoger a todos los voluntarios que lo solicitan. Ningún responsable de proyecto puede decir que sí a todas las ideas que tengan los voluntarios. Aunque tú te ofrezcas de buena fe, aunque a ti te parezca que es beneficioso para todos, intenta entender que a lo mejor el proyecto no está preparado para acogerte o no puede garantizarte una experiencia que sea mínimamente útil tanto para ti como para el proyecto.
  10. Que no se acabe en el otoño. La finalidad fundamental de acoger voluntarios a tiempo breve, salvo que se trate de trabajos concretos (ingenieros que vienen a construir un puente, doctores que viene para una serie de cirugías, gente que viene para impartir un curso…) es reducir la distancia física que separa el proyecto de sus simpatizantes y/o donadores. Aunque estemos en continentes distintos, una finalidad de nuestro proyecto es también sensibilizar en Europa sobre la necesidad de un cambio que favorezca a los más pobres. Ayúdanos a conseguirlo. Si vuelves a casa y nunca más participas en ninguna actividad relacionada con desarrollo y sensibilización, date cuenta de que esa experiencia habrá tenido más de egoísmo (te habrás limpiado la conciencia) que de otra cosa. No hace falta irse al África para hacer voluntariado. A dos pasos de tu casa seguramente hay una sede de Cáritas o de cualquier otra organización que puede ofrecerte experiencias de voluntariado. Eso sí, las fotos quedan peor en Facebook. Allí, como todo, depende de lo que estés buscando. Y de lo que estés dispuesto a ofrecer.
  11. El servicio de las pequeñas cosas. Lo más útil que pueden hacer los voluntarios a tiempo breve suele ser pequeños servicios: presencia en el recreo, organizar juegos, pintar paredes, limpiar ventanas que no se limpian en todo el año, ordenar almacenes… No hay servicios o trabajos pequeños o grandes, sino personas pequeñas o grandes. Lo que hagas, hazlo lo mejor que puedas. A lo mejor no es el trabajo de tu vida, pero recuerda que sólo vas a hacerlo durante un mes. No tiene por qué cambiarte la vida (aunque puede que lo haga), sólo tiene que servir a alguien para estar mejor.

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