Consejos vendo…

Publicado el 30 marzo 2014 por Marga @MdCala


Después de observar un tiempo, y como según decía el artículo que me dedicó Diario de Sevilla cuando presenté “La Flor contada”: escuchar (y mirar) es mi técnica literaria, quiero dejar aquí expresadas algunas deducciones (extraídas de las redes sociales) que ya se me agolpan en el cerebro, para librarme de ellas y así poder pasar página. Literal y metafóricamente. 
Hay conductas, actitudes, poses y estupideces varias que -simplemente- no entiendo, por más que se me aconseje, una y otra vez, tolerancia en dosis masivas. Y en estos casos siempre me acuerdo del refrán: consejos vendo, pero para mí no tengo… Si por una de esas casualidades de la vida, algún lector (lo dudo porque quienes me leen no suelen ser protagonistas de mis desesperos) se diera por aludido, aquí van mis disculpas anticipadas y un deseo añadido: ojalá algún día todas estas personas a las que me refiero, fueran tan exigentes consigo mismas como yo lo soy conmigo. Si eso hiciéramos todos, cómo cambiaría el cuento…
-Salir de una red social (RS) donde están los tuyos sin previo aviso. Si es la única forma de comunicación, los dejas preocupados y preguntándose qué demonios te ha pasado. 
-Estar en una RS pero sin comunicarte jamás con nadie. Salvo para reprochar públicamente una idea o acción. No solo demuestras ser un mirón;  también un envidioso y un criticón.
-Utilizar a un tercero para molestar a alguien. No sé otros, pero yo siempre me doy cuenta.
-Lanzar indirectas para quejarte de un contacto (y correr el riesgo de aludir a más personas), por no tener el valor de decírselo a la cara en un mensaje privado.
-Utilizar seudónimos o perfiles falsos, sobre todo para decir lo que realmente piensas.
-La hipocresía de querer quedar bien con todos. Quien es amigo de todos, no es amigo de nadie. 
-La costumbre de que lo tuyo es lo mejor. Lo más grande. Lo más fantástico y rompedor… 
-Leer a alguien en silencio y hablar exclusivamente para criticar. Jamás para un cumplido o una enhorabuena.
-Pensar que con la adquisición de un libro comprarás también a su autor. O su amistad. O algo más que su eterno agradecimiento.
-Figurar solo para presumir. También hay un refrán para eso…
-Dirigirte en una RS a alguien que no está (o no aparece). Una vez queda poético, más resulta un tanto extraño.
-Enviar mensajes de amor sin destinatario concreto. Nadie puede contestar positivamente a eso. Cada uno por una razón distinta. 
-Creer que en una RS el estado civil de tu contacto se elimina. Puede que lo olvides tú, pero su cónyuge seguro que no…
-Recibir un obsequio (aun virtual) y borrarlo. Eliminar comentarios de otras personas sin motivo. Luego no te preguntes por qué ya no te habla.
-Creerte superior al otro y demostrarlo con el silencio eterno. Si es así, no aceptes la amistad. 
-Aburrir con un tema único, ya sea libros (con eso intento cuidarme yo), maternidad, gimnasia, religión, auto-ayuda, política, protestas, gastronomía, ovnis, conspiraciones, etc, etc, etc.
-Pretender la ayuda pública de los demás, sin compartir jamás nada del trabajo del otro. Creer que lo tuyo sí es digno, en comparación con el resto. Querer que se acepte tu página profesional e ignorar la del contacto. 
En definitiva: ser un egoísta, un ombliguista, un egocentrista, un inmaduro, sentirse orgulloso de ello y manifestarlo públicamente a diario.
Muchas gracias.