Lo primero que caracteriza una de estas construcciones es su inigualable aislamiento térmico, siendo prácticamente herméticas. Por supuesto estas viviendas no cuentan con calderas o sistemas de calefacción de un hogar tradicional, ya que consumen hasta siete veces menos energía que los edificios convencionales.
Estas medidas de ahorro y de arquitectura bioclimática, no sólo poseen valor porque permitan diseños absolutamente eficientes y sostenibles, sino porque las soluciones que incorporan pueden ser replicadas en muchos otros escenarios. Es decir, cualquier vivienda puede aspirar a tener una buena orientación solar, buen aislamiento, sistemas de ventilación adecuados al clima y, sobre todo, que los habitantes de la vivienda estén concienciados con el ahorro energético y sus mantengan hábitos acordes a la eficiencia energética.
Sería ideal que la poca cantidad de energía que la vivienda necesitará, se debería aportar de fuentes renovables, solar, eólica, biomasa o geotérmica principalmente, lo cual cierra el círculo de la eficiencia y la sostenibilidad.
Normalmente se habla del gasto energético en calefacción, ya que estamos acostumbrados a pensar en eficiencia energética para climas fríos, pero lo cierto es que estos conceptos deben aplicarse también a zonas cálidas, reduciendo el consumo de energía en aire condicionado u otras formas de climatización, y por supuesto elevar el confort de la vivienda.
Algo que siempre se debe recordar al momento de enfrentarnos a cualquier escenario energético es que la energía más limpia es la que no se consume, por lo que siempre se deben buscar los criterios que optimicen nuestro consumo.