Él... Llegó y fue todo y nada. Era el constructo de lo que mi mente dibujó un día, en mi desesperación y mi locura, al creer que lo que soñé rozaba la irrealidad, que nada merecía y que nada de lo que esperaba vivir llegaría.
Cansada, llena de miedo, dolida... Y justo en el borde del fin, llegado ese último día, apareció él. Sin prisa, con todo lo mejor, con nada imposible, con toda la magia, rozando el absurdo...