Consumismo y participación ciudadana

¿Es un partido político una empresa? Antes de lanzarte a decir que sí, piensa si quieres ser el cliente de un partido político o incluso el cliente del estado. ¿De verdad qué quieres limitarte a ser el consumidor de los servicios que el estado te proporciona?

Lo pregunto porque el modo de vida consumista hace que pensemos que nuestra relación con todo se base en pagar un precio a cambio de un bien o servicio. ¿Podemos aplicar esto alegremente al estado? Quizás, pero corriendo el riesgo de separarnos completamente de las instituciones. Yo no pertenezco a Yoigo o a Vodafone, soy su cliente, como tampoco pertenezco a Mercadona o El Corte Inglés. Pero del estado soy un ciudadano, como del ayuntamiento soy un vecino y de un club soy miembro. Pertenezco a ellos como ellos me pertenecen a mí, si es que es apropiado hablar de pertenencia.

Pero mi ciudadanía no puede ser algo teórico, suave, blando, sin más compromiso que los impuestos. Quizás, entre otras cosas, porque tendré que sufrir los impuestos que me manden si solo me limito a pagar impuestos. Mi ciudadanía significa que tengo que hacer algo más que consumir servicios a cambio de impuestos y tasas, sino que tengo que ayudar a construir mi ciudad y mi país, no sólo por mis propios intereses sino porque ese estado forma parte de quien yo soy y quiero llegar a ser.