Al ciudadano (varón) de la nueva sociedad había que darle educación sexual, y no solo teórica, sino, sobre todo, práctica. Por lo tanto, eran necesarios unos establecimientos "científicos" que le mostraran al joven ciudadano todas las perversiones, y después le señalaran el recto camino y le dieran el servicio adecuado y óptimo.
(Curiosamente, para las jóvenes ciudadanas no se preveía nada similar. Supongo que el joven aprendería en estos establecimientos y ya se lo enseñaría después a su novia como pudiera, cuando fuera su esposa. Digo yo).
A este edificio le dio forma de... sí. Es cierto. Podéis creerlo.
Se me cae el alma a los pies. Qué cosa tan chabacana, pero, sobre todo, tan estúpida.
Pero esta otra planta ya es porno:
No sigo por ahí. Es que hay que ser bruto.
Solo añado que el torpe de Ledoux ni siquiera supo resolver arquitectónicamente su edificio. Porque lo que plantea en planta no sabe resolverlo en alzado.
¿Para qué propone Ledoux semejante chorrada, si luego no la lleva hasta el final, si luego sólo son columnatas y frontones que nadie puede entender?
Curiosamente, esa arquitectura "utópica" e "ideal" se dio en pleno "siglo de las luces", en pleno racionalismo.
Hoy hemos prosperado. Hoy nos hemos liberado del clasicismo y podríamos hacer un pene 3D hasta con la venilla esa tan graciosa. Hoy estamos muchísimo mejor.
Queda muy simpático, sí, con su párpado abierto
Pero, eso sí, el edificio es altamente simbólico.
-María Soledad, ¿cuál de todos estos será el cine?
-Pues ese, el que tiene forma de ojo.
-Anda, es verdad. Pero espera, que me estoy meando. Voy primero al de Ledoux.
-¡Que no, Jesús Manuel, que no es para eso!
-¿Y dónde estarán los aseos de señoras?
La arquitectura no tiene ninguna necesidad de simbolizar nada. No debería ser un metalenguaje de sí misma. Eso no funciona, no sirve para nada y sale carísimo.
Además, impelido por la propia simbología, el arquitecto se ve obligado a disponer espacios inútiles, o a darles una forma que no es la que más les conviene. ¿Un conservatorio con forma de piano? ¿Un hospital con forma de enfermo? ¿Un parlamento con forma de pesebre?
No, radicalmente no.
Quiero escuchar un concierto en un auditorio con buena acústica y con butacas cómodas, no en uno que parezca un saxofón y que sacrifique todo lo demás (acústica, comodidad, recorridos, presupuesto) a la forma del saxofón (que, por cierto, es idónea para que un tubo de metal suene a saxofón).
Aprendámoslo de una vez: Los edificios no significan nada. No tienen significado. O, en todo caso, haciendo una lectura semiótica de la arquitectura, diremos con Umberto Eco que el significado de un edificio es su función. Solo su función. No busquemos metáforas ni flores de colores. Es solo arquitectura. Nada menos.