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Contravalores

Publicado el 13 octubre 2013 por Jesus Andría González @creaactividad
ContravaloresEstos días, si cabe más que otros, no para de hablarse de educación. La controvertida Ley Wert y su trámite parlamentario se invita estos días a sentarse en nuestra mesa a la hora de almorzar o cenar, y a mi particularmente me amarga el bocado. El debate entorno a esta Ley hace que se corra el peligro de que nos resignemos a pensar que la educación es algo que debe pender del cambiante hilo político y que, en cualquier caso, debe estar no sólo regulada sino también fiscalizada por el Estado, para así garantizar el futuro de nuestros/as hijos/as. Si no fuese así ¿qué necesidad habría de tanta refutación y crispación política y social por una simple Ley que pasado mañana puede derogarse parcialmente o en su totalidad?.  En mi opinión todo este 'espectáculo' no es casual sino premeditado. Es, como se diría precisamente en el argot político, una cortina de humo que conforme van pasando los lustros va siendo más y más tupida, para tratar de esconder las realidades que nos cuestan tanto asumir. Es mejor distraer la atención sobre los verdaderos problemas de la educación en nuestro país y centrarnos en lo superfluo, en lo banal, en lo que se puede cambiar sin mucho esfuerzo y que a la postre tiene su repercusión ideológica y social pero que no aborda, ni por asomo, la raíz del desaguisado. Y no lo hace (ni lo hará) porque la educación en una sociedad moderna del siglo XXI no es un tópico estanco, aislado y/o desmembrado del resto de asuntos cotidianos que nos afectan, sino todo lo contrario, es un tema transversal, vertebrador e intimamente conectado con casi todo lo que tiene que ver con nosotros/as, tanto a nivel individual, colectivo y global. Nos están vendiendo que la educación puede mejorar su calidad trasteando en el currículum oficial en un par de asignaturas (idiomas y religión) y que de no hacerlo seguirán restregándonos diariamente en la cara los informes de diagnóstico PISA, de la UE, de la OCDE, etc., en los que siempre salimos muy mal parados. Y yo me pregunto ¿nadie está dispuesto/a a hablar de educación de verdad?. ¿Nadie está dispuesto/a a alzar la voz y a enumerar la inmensa cantidad de contravalores que presenta nuestra sociedad y que hacen que la educación en este país esté a la cola en el mundo civilizado?.  La educación es la clave para un mundo mejor y se conforma por el trinomio familia-escuela-sociedad (fijaros que coloco premeditadamente a la escuela en medio). ¿Dónde quedan en nuestras familias y en nuestra sociedad valores como la honestidad, la responsabilidad, la solidaridad, la tolerancia, el respeto, la sinceridad, la libertad, la igualdad y la amistad?. ¿Qué podemos decir de estos valores fundamentales y básicos que impregnan la vida de nuestros/as hijos/as en el uso cotidiano y diario de videojuegos, películas, series televisivas, medios publicitarios, redes sociales, etc.?. ¿Qué lecciones y ejemplos tienen que darnos nuestros/as gobernantes acerca de muchos de estos valores?. ¿Cuáles son los arquetipos que traslada nuestra sociedad para alcanzar el éxito en la vida?. ¿Qué uso hacemos en la relación cercana e íntima con nuestros/as hijos/as de estos valores?. ¿Acaso, en lugar de ello, estamos trasladándoles mensajes subliminares (o explícitos) acerca del uso de juegos y películas 'piratas', en confundir la astucia con la pillería, en la intolerancia a los que no piensan como nosotros/as, en el consumismo, en la repulsa a lo diverso y singular porque se sale de la normalidad?... ¿Qué autocrítica individual y colectiva hacemos de todo esto que es, por encima de todo, educación?, ¿qué Ley lo regula y trata de corregir las desviaciones que se producen, por millones, a diario?, ¿cuál es la calidad de los cimientos de nuestra sociedad?. Los valores son los principios que nos permiten orientar nuestro comportamiento en función de realizarnos como personas. Son creencias fundamentales que nos ayudan a preferir, apreciar y elegir unas cosas en lugar de otras, o un comportamiento en lugar de otro. Nos proporcionan una pauta para formular metas y propósitos, personales o colectivos; son las competencias existenciales con las que podrán contar incuestionablemente las generaciones del futuro, y se conforman no sólo en el ámbito del sistema escolar (mal llamado para mi gusto educativo) y que tan proclives somos a legislar. Pienso que la educación en valores es responsabilidad, especialmente, de las familias y de la sociedad, y para que ésta mejore debe empezar a entenderse la educación como un tema transversal, el tuétano de la sociedad, en pro de cambiar nuestra forma de contribuir al mundo futuro. ¿Qué gobierno le mete mano a esto?, porque todo lo demás se me antojan patrañas.

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