Adiós, que te guarde el cielo
y que un ángel te acompañe
y que una estrella te guíe…
¡Vete al coño de tu madre!
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Anda, boba consentida,
que te consientes del viento,
que yo no te quiero a ti
ni tengo tal pensamiento.
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A mí me llaman el bobo
y yo, con mi bobería,
te estuve queriendo un año
para aborrecerte un día.
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En el mundo vive el hombre
pa’ sentir y padecer:
que a Adán lo engañó una Eva
y a mí me engaña también.
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Ni te quise, ni te quiero
ni hago memoria de ti,
ni de tu nombre me acuerdo
ni sé si te conocí.
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Si me diste calabaza,
me la comí con vinagre;
pero los besos y abrazos
que te los quite tu madre.
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Mi niña, dile a tu madre
que te meta en un nichito
y que te encienda dos velas
que ya no te necesito.
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Dice tu madre, mi niña,
que no me quiere por pobre;
bien pobres que son las ratas
y el mejor queso se comen.
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Recogidas por Francisco Tarajano en su libro “Canarias canta” Editado por la Universidad de Las Palmas de G.C., Ayuntamiento de Agüimes, Ayuntamiento de Ingenio, Ayuntamiento de Santa Lucía y Centro de la cultura popular canaria.