Con un mantón de Manila
y una bata de cola,
bebía el viento la niña
secretos de caracolas.
A fuego lento sus ojos,
llamarada mora que brilla,
sus pies blanquitos de espuma
y el mar jugueteando en la orilla.
Clavel rojo y peinetón
adornaban su pelo negro,
y un abanico de sueños
esperando a su moreno.
Descalza de amor y de besos
mojada de luna y de copla
le dió su vida a la muerte
y el mar le besaba la boca.
Dicen que en noches serenas
agudizando los sentidos,
se ve entre las barcas pesqueras
los lunares de su vestido.
Un clavel destella a lo lejos
cuando es más clara la estrella,
el payo volvió a buscarla
y se fue tras de sus huellas.
Cobijado entre las olas
el amor de la morena,
navegando a la deriva
mirando la luna llena.
Una tarde de aquellas
más roja que su sangre,
lo vió morir el mar
para encontrarse con ella.
Cuando el amor llega tarde,
y tarde enciende la hoguera,
solo se encuentra una lágrima
que no se recupera.
Ay niña de clavel rojo,
peinetón y madroños,
el amor vino a buscarte
cuando cerraste los ojos.