Revista Talentos
Puse fin a la despedida ante el féretro abierto. Alguien pensó que tenía prisa por acabar para conocer el testamento de tío Eladio. No; la verdad es que no soportaba seguir viendo su rictus sonriente y el antebrazo derecho en ángulo, con el puño cerrado y el dedo corazón estirado.