Revista Literatura

Corazones solitarios

Publicado el 03 abril 2011 por Blancamiosi
Corazones solitarios
Rodeada delsilencio roto por el sonido de los coches once pisos abajo, en la avenida,transcurre esta mañana.  Un amanecersolitario impregnado de la atmósfera de otros domingos en los que la alegríadejaba su rastro en las horas, los minutos, los segundos cambiantes, de untiempo que pasa inmutable, contemplando sin opinar, sin condolerse, sinesperar. Si pudiera pedir un deseo, sería: que se hubiera hecho eterno unsegundo de mi dicha.Una dicha que se escapa como el agua cuandoquieres retenerla entre las manos. La soledad aplasta mi vida esta mañana que se va convirtiendo en tarde,calurosa, de las que antes disfrutaba contigo, cuando compartíamos la frescuradel aire acondicionado, encerrados en la habitación, mirando una película, quemuchas veces quedaba en la bruma de los sueños.  Estiraba la mano y estabas ahí, siempre, juntoa mí.
Desde miatalaya soy testigo de lo que mis sentidos percibieron antes y ya nada esigual. Ni siquiera el sonido del cucú que ahora dicta las horas a su antojo,como si se hubiese confabulado con el tiempo para decirme que nada esdeterminante. ¿Acaso la vida lo es? ¿Quésucedería si cierro los ojos y vuelvo a abrirlos? Todo estaría igual queantes, pero sería un momento diferente. Oye,¿me escuchas?, ¿puedes verme?, ¿acaso puedes sentir cómo mi pecho se quiebra? No.Aunque desee creer que sí lo haces, sé que no es así.  Fui a ver la placa de bronce que pusieronsobre tu lápida y no sentí nada.  Era unlugar ajeno, rodeado de otros cuerpos en la misma situación.  Es aquí, en la atmósfera impregnada deotros domingos en tu compañía, donde tengo ganas de llorar.
B. Miosi

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