
Mi amigo Martín es una personaextraordinaria. Tiene mi misma edad. Es serio para lo que tiene queserlo. Hace unos análisis magníficos. Tiene una capacidad deraciocinio fuera de lo común, una gran memoria, un irónico sentidodel humor, mucha bondad y envidiable empatía. Pero lo mejor de todo:Es una persona comprometida. Le preocupa el Ser Humano. Mira siama al Hombre que yo le llamo “Martín el humano”. Elcompromiso le llega hasta atreverse con un ensayo de 175 páginas (yono tengo tanto que decir), que acabo de leer y alucino con él; yencima está escrito en valenciano, el lenguaje del pueblo, para quelo entienda todo el mundo. No es un experto en ensayos, tampoco enformas literarias, pero lo que ve y ha trasladado a la reflexión…no creo que lo hayan hecho muchos expertos universitarios ofilósofos. Cualquiera que lo pueda leer, quedará satisfecho entrecosas que ya se le han ocurrido y otras que quizá no hubiera pensadonunca.

Muchas veces me he preguntado cual esla explicación última de que una persona llegue a ser de derechas oizquierdas, ¿porqué uno es conservador o progresista? Me he roto lacabeza reflexionando profundamente sobre esto y a lo más que hellegado es a dibujar un perfil estereotipo que “define más omenos” las características de personas que son de una tendencia ode otra, pero no he conseguido una explicación completa porque elproblema es complejo y profundo. Habría explicaciones pero tambiénhabría muchísimas excepciones.

Por fin (¡Ay si esto lo hubiera sabidoyo a los 25 años!), por fin, digo, he llegado a la conclusión deque esto no es importante. Siempre habrá personas de todas clasesdentro del arco del rojo al azul. Tampoco es cuestión de situarse enel color pardo (o en el centro), se puede ir más allá y llevar acabo un acto heroico: Al tomar consciencia de que la cuestión defondo es el color del cristal, comienza el proceso a la inversa: Hayque ir limpiando el cristal, para que al final, cuando el cristal yasea transparente, darte cuenta de que lo que hay que hacer es muysimple: Quitarse las gafas.
Lo que pasa es que esto ya me lo dijohace muchísimos años mi profesor de economía Diego Sevilla Andrés.Pero él hablaba en general de la relatividad de las cosas, de puntosde vista quizá generales. No llegué a pensar que podría estarrefiriéndose a mí, a mi particular visión de las cosas, a misubjetividad. Me decía: “En este mundo traidor, nada es verdad nies mentira, todo es según el color del cristal con que se mira”.Veinticinco o treinta años para hacerlo y otra generación más paradeshacerlo (si tienes suerte). Y al final, después de haber sufridomucho dolor al exponer los ojos a la luz del sol, puede que teencuentres a ti mismo… de verdad. A quien eres realmente.
¿Me entiendes? ¿Te lo he sabidoexplicar? Espero que sí. Coge esto sólo como una pista, unasugerencia. Descubre por ti mismo, por favor. Sin corbatasazules o rojas, mirando fuera y dentro, con valentía, sacando pecho,en el presente (sin pasado ni futuro), rompiendo con lo temporal.Sólo hay una oportunidad: Tu vida. ¡Fuera gafas!

Dales caña a las personas, que poracogerse a la tradición que les da seguridad, no sueltan amarraspara poder vivir su vida realmente. Caña a la inconscienciaque nos identifica con una personalidad.
Juan-Lorenzo Lee más artículos sobre Humanismo[email protected]