Cuida de Córdoba y cuídate de Córdoba. Esta frase leída hace tiempo en el magnífico y recomendable libro: El espíritu de Córdoba, en el que la autora Ikram Antaki, hace dialogar en un novelado intercambio de correspondencia a los filósofos cordobeses Averroes y Maimóniddes, me hizo reflexionar. Y es que a veces a los que engrandecen tú nombren, no los tratamos como merecen, ni ponemos en valor los que te habitamos.
Recientemente ha caído en mis manos un libro, en el que el autor retrata magníficamente la vida y obra de un escultor cordobés. Un escultor que la mayoría de mis paisanos conocen porque así se llama una calle, o porque realizó la estatua del Gran Capitán, o tal vez porque un día visitaron el museo del famoso pintor… ¡y ya que estamos aquí! Vamos a ese que está enfrente.
Hasta en días desapaciblesTú eres como eres…