Muestra al mundo que eres hombre porque quieres, porque tus ojos tienen luz en la mirada, porque tus pasos se clavan en la tierra y no permites que nadie te haga sombra. Dile a tu prójimo que eres solo tuyo y que ningún otro podrá parar tu marcha, que el tren del destino no se detiene y que tú viajas en él. Muestra al que no cree en tu lucha que tu hueco en este mundo está ocupado, que tu boca no se calla con mandatos y el silencio no tiene lugar en tu conciencia. Enseña todos tus deseos y que el mundo vea que caminas. Visita una a una las estrellas y que no se te escapen de las manos, pero ten mucho cuidado porque siempre habrá quienes pretendan frenar a los que sueñan con un mundo de hombres libres, sin cadenas que los puedan sujetar. Y si las tuyas logras romper, ayuda a tu hermano a liberarse de las que le oprimen. Piensa en aquellos que tienen frío y que quieren que su sed sea saciada. Ayúdales a ser los hombres de un mundo diferente.
Domingo, 12 de julio de 1981.