Etapas, numeración vital sostenida
6. Vendría a ser más bien 5,5. ¿No he pensado cosas muy raras mientras dormía? Recuerdo tener…una…¡una pistola!, abrí fuego antes de despertar, ¡si! He acabado de nuevo por llevar una vida en sueños, sin connotaciones llenas de fe y locura, sino que si me persiguen por las noches como puede pasar con cualquiera, no es menos tensa o lacia que mi otra vida despierta y consciente. Ahora esto se queda al margen, justo al lado del 6.. De forma regular disfruto de cada segundo pero de una forma muy extraña. No puede ser la falta de costumbre, soy asesino de mis calmas y el padre de mis vendavales psíquicos, pero soy joven, hiperbólico y joven. Por eso es extraña la forma en que se filtra el gozo en mí a través de los sentidos. Definitivamente, a 6. de mi vida, se que nada es esto ni lo otro. Eso ya lo se; y también que entre las necesidades, la mía, sería esto o lo otro. La más destacada aunque no la peor, mi afán corruptor, mi vicio mortal, es estar solo. Ahora si puedo aceptar que no soy quien era, soy sustancialmente diferente, solo substancia. A partir de un momento O.-20 empecé a buscarme respuestas yo solo. Veía vida en la propia muerte cuando sentí que era lo mismo, parecía suficiente. A veces daba vueltas increíbles hasta llegar a conclusiones válidas para estas alturas. Vacíos continentales que no daban con nada, hasta que llegado el momento lo hallo, y desde el, sin gafas, veo decepcionado mi punto de partida. Eso es que no estuve muy hábil, y anduve sutilmente desconcertado por las calles, por entre las personas, sin saber y sin pensar adonde iba. Pero he aprendido a estar más despierto, solo un paso, si, un paso en un escala de grado geológico. Así entonces, se me da bien permanecer solo, lo requiero en momentos convencionales, compromisos, y encuentro excepciones huyendo de lo excepcional, en mi soledad.
7. Se juntan los números a estas alturas. A estas alturas se encuentra el hombre solo, en el 7., que fué a partir de una madrugada hasta que llegó 8., tal y como todos fueron el anterior + 1., como casi todos fueron a partir de las 24.00 hrs., ya entrada la madrugada. Todo estaba solo para aquel hombre. La ciudad, a la que volvía repentinamente justo en el medio de sus vacaciones aparentaba con diferencia, la fachada más destartalada que nunca había visto en 5 años (-40.), y solo él, solo apariencia. No veía nada, nada podía ver nadie, pues nadie era en su lugar vacío, parte de él, ni parte de nada. Buscó su soledad a cientos de kilómetros, vio evacuada la ciudad, y se tomo un descanso de sus propias vacaciones. No acudía a ninguna cita con nadie. No tenía ganas de ver a ningún amigo, no le esperaba ninguna amiga, ningún doctor, nada de esto es necesario, cree que no tendría porque serlo. El hombre se pregunta si necesita algo de eso, se entretiene imaginando cada una de las posibilidades, y dilucida historias imposibles. El tuvo que dejar a un lado sus vacaciones y conducir 150 kilómetros, y en las diferentes versiones que figuró se sucedían las inconsistencias, las derivas sentimentales, los procesos médico-corruptores, y mucho más pesimismo, hastío y laxitud rebuscada.
8. Hoy es un día D fallido. Este 8. parece haber sobrevivido a una especie de triangulo de las Bermudas urbanita, un vacío de explicaciones […] comprensiones y cavilaciones inexactas, equivocas y ligeras. Un suicidio local, una puntual punzada en el corazón en cualquier momento, tensión abombada lentamente que atonta todas las horas de este número 8 de la vida. No se va, pero siempre esta llegando, y duele todo, que ahora parece nuevo, nuevos los árboles, nuevo el vacío este.
9. Por que será que a 9. todo en la vida de aquel hombre está descontrolado o deconstruido. Es como si no se creyese del todo su vida, como si viviese en un engaño muy entretenido que le hace especial cualquier momento y grandioso lo poco común. Es fácil seguir por ahí durante mucho tiempo. Tendrías que ver cuando lleguemos a 11. o 12., hay cosas que aun no asimilas. Pareces alegrarte de algo que, pasados los días te devorará por dentro, te quitará las tonterías, te cogerá y te convertirá en tu justo castigo. No sabes aun que ayer supiste que la vida sucede constantemente también en los otros lugares. Me parto la cara riéndome, viéndote cuando hayan pasados unos cuantos días, unas cuantas cosas y todo lo que tu quieras. Me entran ganas de serte honrado. Pero no voy a serlo, de golpe se me habían quitado las ganas.
10. ¡Adiós a las tonterías!.
11. A ti mismo te piensas avergonzado. Estancado.
Estas quieto y no se mueve nada a tu alrededor. Ni una onda ínfima sobresalta las aguas que rodean tu cuerpo. En la planicie de tu pesada forma de vivir se extienden los kilómetros azules sin fin, y aun puede verse a lo lejos algunas cosas interesantes. Tan lánguidamente […] te mereces tus días. No lo sé, pero no fluyes tal y como se entiende el verbo, en todo caso consigues solo diluirte un poco.
12. Abandono, de 11. a 12. en 5 minutos. A cerca de 9. y camino de 13. Una vez vuelto a casa, día de transición a 13. Ahora mismo me hubiese gustado empezar tras un punto a parte, pero entonces sería 13. y no lo es, hace falta algo más consistente, algo bien dominado o absolutamente descarriado, y aun siente el hombre que vive en 12. Este individuo ha vivido extrañamente desde 10. En todo ese tiempo real y más inconcreto aun se había facilitado vías de escape, pequeños desagües que permitían absorber, transpirar, y además eran suficientemente pequeños para que no cupiese el más pequeño de los seres humanos, de hecho, el mismo por completo tampoco consiguió en 10. y 11. salirse de si mismo. Si consiguió lagrimar consistentemente sin echar gota, además de estar a uno de los límites de la cordura. Puedo decir que era demasiado para este hombre, pero conseguirá llegar a 13. aunque será de pura casualidad. Así lo entendía él a 12., asumiéndolo mientras escucha su música. Obrigado […] exagerado es todo (ja ja ja) […] siente un placer profundo, le duele todo otra vez […] se ríe, está bien, no para de sonreír […] no quiere que llegue nadie, no quiere que le vean ahora que se siente invisible […] y la música tan alta le hace escuchar graves pasos que le asustan muy seguidamente, si no son las agudas fricciones de abrir y cerrar puertas […] quizás sea demasiado que solo le preocupe perderse el mismo en ese momento y llegar sin quererlo a cualquier situación convencional de hablar con este un momento, ¡por favor no! no quería tener que contestar nada. Ahora se siente triste este caballero que monta sobre una oveja embarrada (se culpaba de las cosas que soñaba, tanto dormido como despierto) […]. Siempre acaba por ponerme furioso. Esta aterrado, muerto de miedo de imaginar que posiblemente en 20 minutos no estará solo en casa, y 20 minutos pueden ser hoy 5 como fueron ¡2 ayer o 39 hace dos días!. Lo que le ocurre a esta persona es que hoy se derrumbará, lo sabe, y ya había planeado amortiguarlo con alcohol y polen de flores por la noche, así que necesitaba aguantar justo 12 horas, las que separan ahora a mediodía.