Con una mujer hermosa me case y ha sido mi esposa por treinta y dos años. Muchísimas veces la he dejado sola para correr y correr tras ideales y visiones que hoy están simplemente olvidadas, pudiendo aprovechar muchos de los mejores momentos de mi vida siendo feliz con ella y guardando en mi corazón momentos que no se puedan borrar jamás.
En países y lugares verdaderamente hermosos se me ha concedido estar. Sitios que muchísima gente en lo más profundo de su ser desearan estar. Pero pase por ellos corriendo y corriendo y de algunos ni una fotografía pude tomar. En otros las imágenes tomadas fueron tan rápidas por tanta carrera que del paisaje en si no pude disfrutar.
Y cuantas muchísimas cosas podría decir y quizás con un buen grupo de ellas usted podría identificarse también. Los días pasan y la vida que se nos ha dado de esa forma no podemos desperdiciar. Hoy entiendo las palabras de nuestro buen Jesús: “en nada estéis afanosos” y también: “viviendo cada día a la vez”. Debemos vivir disfrutando cada momento como si fuera el último. Disfrutar de la familia maravillosa que se nos ha dado, de todas formas después de Dios es lo más importante que tenemos.
Aunque soy entendido de que la vida es breve, que maravilloso es sacar el tiempo para sentarnos a tomar una deliciosa tasa de café a la orilla de la calle en una hermosa ciudad mientras miramos a la gente ir y venir. Salirnos de una habitación de hotel cuando visitamos otro país y no subirnos de nuevo a un avión sin antes no recorrer algunos de los sitios hermosos de aquel lugar.
Ya no quiero seguir corriendo así en lo que me resta de mi vida.