Hoy voy a alimentar mi nueva sección de minicuentos. Recuerden que son cuentos de no más de cien palabras. Aquí está el segundo de ellos.
Corriendo en el bosque
Llevaba corriendo toda la noche. No sabía cómo se había librado de aquellos seres. Se había sentido libre y había huido. El miedo le inspiraba. Volaba, los pies rasaban el suelo.
Sin embargo, le seguían. Oía sus pasos, sus respiraciones, sus corazones, ¿o era el suyo?
Se sintió débil, su cuerpo se tornó liviano. No se detuvo cuando sintió sed y hambre. Con mejillas hundidas y piel tirante, corrió. Veía figuras a su alrededor, entre las sombras, también corriendo.
Pegó un salto y cayó sobre una de ellas. Encontró una vena casi al instante y sorbió con locura.