
No me molesta (casi) que la gente intervenga con pseudónimos. Al fin y al cabo, todos el mundo tiene derecho a que los demás no sepan lo que no quiere que sepan sobre su vida privada (con perdón de Hacienda), y a que su pareja, su jefe o su portero no se enteren de las tonterías a las que se dedica en el Tercer Entorno. Pero sí me molesta un montón que la gente haga comentarios sin proporcionar, cuando menos, un nombre con el que dirigirme a ella. Al fin y al cabo, el área de comentarios es un diálogo, y cada cual se crea su personaje en ese intercambio de razones, de manera que resulta muy desalentador no saber quién da cada razón..No me molesta que la gente me lleve la contraria; justo al revés: disfruto con la discusión. Lo que me resulta desalentador es que no se molesten en dar razones de por qué mis argumentos no les parecen convincentes.Enrólate en el Otto Neurath
