Hace un tiempo me resultó llamativo escuchar a varias personas decir la frase "es una bendición". En distintos ámbitos, gente que no se conoce entre sí, la repetían como una muletilla hablando de distintos temas. Y en algún punto, me entusiasmó pensar que vivir acá es, de alguna manera, una bendición.
Tengo una hipótesis que construí viajando: Hace unos cuantos años tuve oportunidad de conocer Galicia. Galicia, la tierra de mis ancestros y de mi querido abuelo Vicente. Y luego de ese viaje lo puedo decir, de mi familia gallega. Personas que llevo y llevaré siempre en mi corazón.
Aquel viaje fue, a la vez, iniciático. Era salir a ver mundo y eso hacía yo mientras trataba de entender lo que iba encontrando a mi alrededor. En Galicia me encontré, entre otras cosas, con una palabrita que jamás había escuchado: "paleto".
Palabra fea para decir en la Banda do Río, quiere (o quería) decir algo así como "del campo", "poco civilizado", "ignorante". Una cosa que te podían decir cuando hacías algo por fuera de las buenas costumbres de la gente educada.
Pasó el tiempo, seguí viajando por España, y me di cuenta que no era un término español sino un localismo gallego. Fuera de Galicia no se conocía. Entendí que no era extraño que una definición así haya surgido en un lugar periférico donde buena parte de la población es rural.
En cada lugar aparecen esas palabras únicas, palabras que repetimos sin pensar y que son un destilado del espíritu del lugar donde fueron creadas. ¿Dónde sino en Buenos Aires, ciudad latinoamericana si las hay, podía acuñarse un término como "trucho"?
Por eso, al escuchar "es una bendición" en Bariloche me hizo pensar que, verdaderamente, vivir acá es una bendición.
Pero no, la frasesita no es una construcción cultural, y todo esto un invento mío. La bendición no es vivir en un lugar determinado, sino vivir haciendo lo que a uno le gusta, tomando las propias desiciones, siguiendo e inventando el propio camino. Y eso es lo que hago yo en Bariloche.