Consumo esta semana de vuelta a la rutina con el calendario de exámenes y trabajos pendientes, a medio hacer, y un deseo de paz por la que, de momento, me tocará esperar. Por eso, para los días de estrés, creé esta sección:
Cosas que me ponen bien cuando estoy un poco mal (4):
Llevo escribiendo desde hace mucho tiempo (mucho tiempo, bueno, considerando mi edad, ya me entendéis). No he podido evitarlo incluso cuando lo he intentado, cuando he pensado "no vale la pena". Ha llegado (llegó, hace tiempo) un momento en el que me di cuenta que Escribir o No Escribir para mí no era una elección. No estoy hablando de publicar, no, sino de escribir. No podía elegir no inventar historias, crear personajes o elaborar diálogos más o menos buenos. No podía elegir no plantarme delante del word a plasmar la última idea que se me había ocurrido aunque nunca fuera a terminarla. No podía elegir no ilusionarme, un comienzo más, una página más, algún que otro final. No podía elegir no escribir microrrelatos. No era una elección, sino una forma de vida. Algo que no había elegido yo, o quizá sí, pero que ya no consideraba una elección como tal. Escribo por necesidad, porque mi cabeza no para de girar, tiene sobredosis de imaginación. Y este blog nació hace casi tres años por esa necesidad de escribir.
No sabía si incluír la escritura en esta sección estaría bien, puesto que aunque es una cosa que me pone bien cuando estoy mal (me evade, me libera), a veces no me hace sentir tan bien. Luego comprendí que, como todo, escribir tiene sus dos lados, su ángel y su demonio, y si después de tanto tiempo sigo haciéndolo, será por algo más que por simple afición, ¿no?
Espero que tengáis un buen fin de semana :)