Revista Talentos

Cosecha Gris.

Publicado el 17 febrero 2019 por Theraven Víctor José Guindo Singh
Cosecha Gris.La Casa del Árbol. Collage A3.
I
No sé,
quizás ahora me cuelgue
de ese aire que sale por mi boca
y mi nariz
y regrese de nuevo a recordarme por dentro
que es como la forma de decir
mañana ya sucedió ayer...
Nos saltaremos el ahora
y todo se detendrá
en un cualquier domingo artificial
como esas flores que nunca se marchitan
pero que huelen exacto a nada...
El caballo que monto
no necesita clavar los cascos en ningún sitio
palpable
del falso techo...
y es que cabalgo cabeza abajo
y apenas antes de llegar
a la pared de turno
saco un martillo de entre los dientes
antiguos
y golpeo un silencio
que se ha quedado prendido
de otro diente nuevo
pero distinto de sus hermanos;

es un diente que no hinca,
corta, mastica o se sujeta por alguna
magia de nueva raíz...
es un diente con patas de gato
con alas de serpiente
con aire de una nube;
se clava de nuevo en el silencio
y allí se duerme...
... a lo lejos, no obstante,
se escucha una letra de canción,
un estribillo:
"Las extrañas entrañas,
victoriosas y felices..."
II
La gesta del que duerme
es vidrio roto
a merced de sus sueños
mientras ángeles y demonios
se disputan su alma...
aullidos, gritos y confusión
se mezclan con el miasma
y las ambrosías
que remedan las entrañas
de esas sombras imaginarias...
mientras la luna y el sol
se persiguen por la bóveda
ascendiendo y descendiendo
vertiginosos
en contra del giro de las manecillas
inundando el escenario
en una espectral sucesión
de claroscuros...
mientras el remero mayor su padre
le llevaría en brazos
hasta el regazo de su madre...
mientras mañana o dentro del ahora
pronto será el día de ayer
pronto fue el olvido del nunca
será vago el recuerdo de aquello
que no sucede...
la nota discordante, la etiqueta grisácea
el arcano de la sintaxis
el verbo ensartado en una púa
mientras agita
en arritmia grotesca
las patas impares
y los brazos alternos...
III
Las sombras del estío
en mí adormecen
y el lento andar
del páramo cubierto
y las horas derraman
en la grava del sendero
todas sus interrogantes...
No fue mejor algún ayer
ni el agorero
mañana que se cubre
malicioso, con el velo sutil
del conocido final
si en eso espero
sería error pensar
que no alcanzo mi orilla...
Rasgo con la uña, apenas
el muro
y silbo una canción
que nadie escucha...
En tu arena
no serán mis huellas
lavadas por las olas,
iré más allá
como a las rocas el salitre;
como las algas que lamen
su quebranto

y el monótono golpear,
y las agujas...
y los puntos cardinales,
el viento seco...
y todo ayer que se diluye en una nada
que jamás retorna...
IV
A cuatro esquinas
la desidia
y la flor de papel
no hay olor
ni espina...
el cordón
anuda el tallo
en la punta del corte
brota de la nada
el color
pide prestada ceniza
la canción que no se escucha
tendida en el cordel
se seca de emerger en el vacío
sutil...
la esfera, las agujas
el cristal
difícil suma
en injertar alguna hora
al monótono bregar
de alguna hormiga
que bebe sentada
al borde del silencio...
no se van las aves
regresan de sí mismas
cansadas de dar vueltas
colgadas de su propio pico...
Es la estación de los momentos
esos que siempre flotan
sobre charcos de grafito y aceite...
V
A veces
Cualquier día de estos
me levanto con todos los pedazos sueltos
esos tuyos, que me faltan
pero no eres tú misma,
esa que crees; la que fue o la que será
aún
eres esa enorme falta que tampoco existe
eres lo que me invento
lo que no me hace falta para respirar
pero si quiero
me asfixia tu falta…
… y así,
soy feliz y si lo decido
ahora
se me olvidó qué parte de la falta eres
o qué no eres de aquello que me sobra
y que me asfixia de todas formas…
A veces
me invento una atmósfera
que no existe
pero la respiro de todas formas…
VI
Canción encontrada
en la botella de un pirata
que murió de sed
hace mucho, en una isla remota...:
Una mariposa nocturna en la pared
es una mancha que se le escapó a la mañana
tanto como las humedades
que se escurrieron en mentiras
también se usen como abalorios
del escenario...
Me perdí las mejores academias
de la danza en los inmóviles trasteros
y me fui a hacer giros en el viento
al filo de los acantilados.
No temo al vértigo
aunque vomite,
el asco nunca despega del suelo...
Hay espejos que no tienen eco
aunque solo se trate de una historia
de abullonados vampiros tiernos...
Tra, la la - la la...
tra, la la - la la...
VII
Los ídolos de barro
se caen sólo una vez
de los altares...,
los de metal o madera
se convierten a pisar papeles...
Los altares, en cambio,
permanecen impávidos,
eternos en el ansia
de abarcar horizontes;
siempre habrá más de una mano
que los nutran de retornos...
La soledad es enemiga
del espacio vacío
y Ese tipo de vacío siempre viene harto,
repleto de una ávida
miasma vespertina...
VIII
No rehúso el abismo,
en el fondo
me nutro de las sombras
y del miasma del secreto
de la muerte;
le vi la cara
y es bella!
Cuando emerjo,
sin embargo,
al filo del barranco espinoso
la luz me da en el rostro
y mi alma brinca,
entonces,
como un potro salvaje...:
Dame una pampa, el desierto;
un páramo de hielo
el mar
un sueño, la distancia...
Dame cualquier cosa
menos el silencio de la nada!
...hablo como los locos,
con el viento que pasa y
apenas se da la vuelta
para enterarse de que sin embargo
existo...
XIX
Grises
son las teclas blancas
y negras
las cuerdas
los ríos del gris del tiempo...
Gris es el silencio
en el fondo del mar donde reposan
aquellos que nunca llegaron...
Gris es la pena del negro
del blanco o del otro
que sean
esos que aúllan
su pena gris
dentro de mi sangre roja
desde "La Tierra de Los Cincos Ríos"
hasta "La Tierra entre Ríos"...
Gris es la sangre ajena que se pudre
en esos ríos de silencio
en esos tiempos que hacen ruido
en lo mudo interno de los infames
en ese gris mudo
que les revienta los tímpanos
que retumba
dentro del musgo secreto de su miedo!...  



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