Y finalmente no nevó hoy jueves en París. Los pronósticos metereológicos son a menudo como el sentimiento.Te levantas, hace sol, y luego llueve, o viceversa. Los peores son los días de temporal, como el de hoy, y de frío, hasta bajo seis grados bajo cero.Son de esos días que hacen volar los paraguas, los sombreros y todas las ilusiones que habías depositado en mí y bajo las escaleras despidiéndome y dándote la espalda, sigo caminando sin rumbo fijo.Pero me armé de valor, y ante la puerta de una boca despojada de esperas, como la mía, la del metro, ahíta de almas deshuesadas que sólo desean regresar a casa y encontrar cierta calma y serenidad, te solté con toda la delicadeza de la que soy capaz, que te quería, y mucho, que te apreciaba aún muchísimo más, pero que aparte de esos revolcones que no suelen controlar las feromonas, no sería jamás capaz de hacerte feliz ni de hacerte daño.Mi corazón lo intenta y se miente cada día, tal vez hace años que se mira el ombligo y sólo es capaz de entenderse a sí mismo. No es que me aterren los compromisos ni las relaciones, creo que sencillamente no estoy hecha para estas cositas del querer.A menudo se me interpreta hasta mal. Sería incapaz de vender mi alma a otro diablo incapaz de asumirme con el pack entero, tal vez porque siempre supe de antemano que ya no quedan ni Quijotes ni Magos con chisteras y que los Musos suelen mustiarse bebiendo un güisqui en cualquier esquina que calce un nombre de mujer.Tengo una vida extremadamente aburrida, seria, tremendamente ajustada a una agenda donde aprendí a darle hasta una cita a los sueños. Soy libre, eso lo sé y es lo poco que me queda como alternativa , y sé que ese pequeño don no me lo podrá arrebatar nunca jamás ni nada ni nadie. Mi lucha contra ti, contra todos, y mi aferrarme a la vida, son pruebas supremas de que la voluntad y el libre albedrío son capaces de derrumbar cualquier frontera.Los únicos barrotes que nos imponemos están en nuestra conciencia, en ese yo profundo que se niega a darse una oportunidad y se sabe de antemano, antes de librar cualquier batalla, esclavo de sí mismo.La libertad ha nacido del miedo, de las jaulas, de los años de cárcel que nadie ha merecido, de los burkas que esconden el cuerpo deseable de una mujer, del odio del hombre.Pero mucho me temo que sólo somos esclavos y estamos presos de nuestros propios demonios y que los barrotes que llevamos en la frente son dogmas, educación y un largo etcétera y que de derrocarlos, seríamos capaces de alzarnos y saborear cierta paz hasta con nosotros mismos .La Libertad existe, vaya si existe, y por ella, gritaré hasta mi último aliento.Algo similar nos ocurre hoy día respecto al pensamiento, me dije, ya que estaba.Si somos de izquierdas hemos de ser pro-Palestinos, pro-aborto, anti-sistema, estar de parte de la Memoria histórica, de los locos que roban en los supermercados, e intentar no defraudar a los que representan un cierto pilar de pensamiento al que agarrarnos para pertenecer a un rebaño que nos acabará merendando con sus fauces.El problema está tal vez ahí… Somos libres, sí, y hasta para decirles mierda, y pensaré lo que me salga de las narices aunque me consideréis la oveja negra. Porque siempre lo hice, y porque siempre supe que sólo cuando formas parte del sistema y en altas esferas, puedes decirles un día en la cara que te vas, que dimites , y te sientes capaz de mandarlos a todos a la mierda.