Fumo un cigarro y veo la Sagrada Familia iluminatta. Encima de ella hay una constelación que se repite: tres estrellas en perfecta línea diagonal y algunas más por ahí enlazadas sin que yo entienda sus conexiones. Ignorancia. «Cuando son jóvenes, las posibilidades son infinitas», que dicen los jesuitas. Ignorancia. ¿Cómo se llama la constelación?
Otro cigarro. Gracias, ministra Salgado por es nuevo aumento en el precio del tabaco. Ahora los lío artesanales, para ahorrar, con hoja natural, a mis treintaisiete. Gracias, ministra, gracias ZPaf. Con éste, ya van cuatro transplantes de pulmón y aún no he pasado a saludarlos. He pagado varias veces mi atúd por anticipado y aún no hago uso de la caja. Y, ministra, hágame un doble favor: dejar ese traje-chaqueta floreado en el armario, que esas telas las usaba mi abuela para las cortinas, por el bien común, y cambie de peluquero. Esos crepados están en desuso, no son estéticos y en el Financial Times no le darán credibilidad. ¡Caramba! Su peluquero, señora ministra, la odia secretamente.
Relatividad. Esa constelación de tres estrellas en línea, en verano, tiene otra posición, lo sé, a las tres de la madrugada tiene la posición de las nueve en invierno. Gira la tierra y giran las estrellas. Qué duro es darse cuenta de ser relativo, como aquellos que entendieron que la Tierra no, no es el centro de casi nada. Como cada uno de nosotros, que poco más que seres transitorios. Incluso nuestro planeta, fantásticamente azul, lo es. Tiempo geológico, cuando una vida es un leve suspiro. Agarrad una piedra, palpadla.
Decía un físico japonés que el universo es como una inmensa sopa de burbujas, en expansión. Y que cada una de las burbujas es una galaxia y dentro de cada galaxia hay varios, cientos, ¿miles? de estrellas, como Ra, nuestro sol que hace que tú y yo y el vecino del tercero, existan. Un minúsculo pedrolo, la Tierra, dentro de una burbuja en una sopa infinita. Espero que no sea de guisantes.
Qué rico el pollo, lo que comprado de “pagès”. Conozco un anciano que me dice que sí, que todo está muy bien. Pero que cuando te acercas a la muerte mandas al carajo la relatividad y lo único que quieres es vivir un poco más y zamparte unas buenas gachas con tocino.
Relatividad se parece a Levedad. La “Insportable Levedad del Ser” se podría parecer a la angustia que causa saberse una mota sideral. Kundera escribía realmente bien, más de viejo que de joven. Incluso de joven, tiene fragmentos brillantes y relativos.Y ahora, tan solo me pregunto, ¿por qué Pessoa escondía sus poemas en un baúl?, y, ¿qué haré de cenar mañana?