El destino, tan siniestro y suspicaz como siempre; como ninguno.
El único responsable de enlazarte a ti a mi vida,
tu la mujer perfecta e ideal y permitiendo que ese sea el suceso más importante de mi vida fugazmente vivida,
y gracias a todo lo previamente dicho y que sirvió como detonante puedo decir que eres mi más bella casualidad y que el sentimiento que esta presente en mi es puro y verdadero,
haciendo que la armonía amorosa se desborde hacía ti y el destino permite que ni el viento lo lleve volando,
sólo deja que crezca y siga creciendo como ningún otro.