Revista Talentos

Cree y disimula

Publicado el 11 junio 2015 por Isabel Topham
Mucha gente quiere ser popular, famosa y conocida, renunciando por algún motivo a sus principios. Me explico, hay gente que por cumplir "su sueño" se olvidan de las consecuencias para centrarse un poquito en éste. Y no lo critico como burla o, quizá, envidia; simplemente, lo critico como critico cualquier otro hecho. Esta gente de la que he empezado a hablar está dispuesta a hacer de todo, como a salir en televisión y hacer el ridículo. ¿Algún ejemplo? Toma por ejemplo cualquier programa que, curiosamente, retransmite telecinco (en la mayoría de los casos): Sálvame; Hombre, Mujeres y Viceversa;  Gran Hermano… etc. En un medio del cual nos hemos acostumbrado tanto a consumir su contenido por muy inconformes que estemos, que nos hemos acostumbrado a su vez a consumir imágenes frívolas y, por consiguiente, estamos más sensibilizados con ellas. En publicidad ocurre un cuarto de lo mismo, como era de esperar, al fin y al cabo, desde el nacimiento de la televisión se le ha concebido como "el nuevo medio publicitario" y, con esto no quiero decir que toda la publicidad manipule, ni sea "mala". Que, para que haya (o se reconozca) la publicidad buena, tiene que haber una peor que ella. ¿Para qué sino está la muerte sino es para tener consciencia sobre cuál es el valor de la vida? Al igual que, es cierto, si vas a hacer un contenido que, por favor, sea un contenido en el que creas (ideología, principios…). A lo que iba, la publicidad nos hace confundir el valor con las etiquetas sociales. Quién no se ha visto tentado a vestir de una manera en particular, aunque no le hiciese mucha gracia, simplemente por ir "a la moda". O por ser socialmente aceptado en el grupo, como en la sociedad. ¿Qué es mejor que tus amigos te acepten tal y como eres o que seas aceptado por ser igual que el resto?
En la grabación de un spot de belleza emplean a varios modelos para hacer creer al espectador que se trata de, únicamente, una sola persona; mientras que, todos los detalles se retocan con un programa informático. Así, podemos demostrar que, las apariencias engañan; al mismo tiempo que, afirmamos que la publicidad burda nuestros sentidos y que, a primera vista, el espectador no detecta pero que, como objetivo a largo plazo, el cerebro capta al instante. Sin embargo, y como ya he dicho antes, esto no quiere decir que TODA la publicidad sea así. Al fin y al cabo, yo personalmente, pude elegir esta vocación por intentar (por pequeño esfuerzo que sea) cambiar el pensamiento del mundo, y ya no sólo hacia ella, sino en cualquier aspecto. Por mejorar la vida de los demás. Y, para esto, tomo como modelo o ejemplo a seguir, a la marca de productos de belleza Dove, quien no sólo te vende un producto físico sino también un valor social y moral. Y si me apuras, hasta personal. Cada marca o producto esconde una filosofía de vida, procura conocerte y no te defraudaré. Lo prometo. Sí, el primer paso a seguir, es dejar de hablar de marca como publicidad comercial; también las hay que son sociales, y si no me crees, mírate al espejo. Tú ERES marca. La publicidad no sólo existe en el ámbito comercial, sino también se expande al social y a otros muchos campos de la propia vida. Por qué pensar de ella como un ente manipuladora o increíble (en el más sincero significado de la palabra, que la usamos tan a diario que ya ha perdido su sentido), ya que la publicidad durante mucho tiempo ha intentado camuflar los valores y esa identificación de la mujer como objeto de la belleza. Manipular es fácil, sí; pero, es el cerebro el primero que nos hace ser más fáciles a la hora de ser manipulados.
En conclusión, nos controlan mintiendo, y nosotros (por tontos) nos creemos todo lo que salga en los medios de comunicación. Seguramente que, con esa gran (en el sentido pésimo) argumento de "si sale en las noticias, será cierto" y no. Por desgracia, las noticias como cualquier otro contenido televisivo lo único que busca es audiencia; y cuánto mayor tiempo (atención) le den a un hecho, más importancia tendrá éste en la sociedad. Por consiguiente, son éstos los que miden la importancia de la misma, ya que con tan sólo dejar de hablar es suficiente. Para que me creas, ¿desde cuándo ya no se habla de lo peligroso que es el ébola? Os recuerdo que, sigue existiendo pero, claro, ya han dejado de darle importancia los medios; y nosotros, ya nos podemos quedar tranquilos. Al igual que, cuando éste tuvo su repercusión en la sociedad, ¿alguien le dio importancia a alguna enfermedad parecida (gonorrea, hepatitis, sida, el hambre (este último doy a entender que, me refiero, en especial a los países del Tercer Mundo)… etc)? Al fin y al cabo, tienes las mismas posibilidades de morir del ébola como de la gonorrea, o incluso de cáncer.
Lo tienen tan fácil como, por ejemplo, en el supuesto caso de querer guerra buscar cualquier excusa para movilizar a las tropas y que éstas sin motivos se encuentren ya dentro de ella. Tan sólo necesitan creer en ello, porque lo demás ya viene de la mano; somos nosotros quienes disimulamos. Mientras somos nosotros que al mismo tiempo que disimulamos, empezamos a aplaudir a la ignorancia para dejar que las cosas sucedan tal y como tienen que suceder.
Una polea no se levanta sin la fuerza de nadie. Eso tenlo claro.

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