Uno no está atento, no se preocupa, pero cuando menos te lo esperas, explota la vida.
Las avenidas no son muy compañeras al momento de una reflexión o de una acción impulsada por el deseo. Se escuchan bocinas, colectivos, gente, mucha gente siempre apurada. Pareciera ser que la tranquilidad y el caminar despacio, cansino, fuera exclusividad de los pensadores y los románticos.
Cada cuadra que avanzaba, me acercaba y me exponía a la situación de cruzar una línea que dividiría el ayer del mañana; dejando al presente como testigo absorto, despojándolo de acción. Inexistente.
Estoy a dos cuadras. Comienza a invadirme esa rara sensación de miedo y dulzura. Me dejo, claro que me dejo. Adrenalina hermosa, la más linda de todas. La más peligrosa de todas.21.30 hr.
Toco el timbre y me recibe con una sonrisa de las inolvidables. Con un abrazo de los inolvidables. Y con un beso en la mejilla terriblemente húmedo. Terriblemente inolvidable.
¿Te gustan los crepes? pregunta.
Pasillito, patio pequeño, pieza que se asoma apenas y cocina al fondo. Un trecho corto e intenso que fue caminado con preguntas y saludosde un rigor pudoroso. De mejillas y almas que se ponen coloradas.
El romance de sus manos y los condimentos es notorio. Un compendio de emociones llevadas a un plato. Y yo que no podía conmigo. Sinceramente me odié. Las palabras volaban trémulas evidenciando mucho más que inseguridad. ¿Se entera el mundo de estas cosas?