Cripta
Muerto pero mío. Yermo, vacío y silencioso es el sitio donde habito. Lugar apacible para un ser como yo. Allí, inerte, espero la noche, y cuando llega me dirijo al pueblo donde mi olfato elige al durmiente más adecuado. Lo observo para llenarme con su respiración y disfruto el momento. Su último latido en mi boca hace que experimente la vida. Pero después, de regreso, aún sin lágrimas, lloro de envidia.
Torcuato González Toval
Presentado sin éxito al concurso de la SER