Cris cras

La gente rota dice que quiere rehacer su vida, pero es mentira. En realidad, lo que se pretende es hacer otra vida. De cero. Otro escenario, otros personajes. Rehacer tu vida, tu vida perfecta y hecha jirones, no depende exclusivamente de uno ni de una: si los actores deciden abandonar la serie, el escenario o la peli a veces no hay motivación en el mundo que los retenga. A veces el exceso de temporadas y de representar al mismo personaje quema. Lo hicieron muchos aunque regresaron para el último capítulo; lo hizo hasta  Kit Harignton aunque finalmente tuvo que resucitar a Jon Nieve  y declarar que, como en casa, en ningún sitio.


Ante la incapacidad de rehacer mi vida, yo fui una de esas mortales que intenta hacer su vida. Cambié de nombre y de escenario tantas veces que llegó un día que me levanté sin saber en qué ciudad me encontraba. Cambié de aliados y hasta de amigos, cambié de chaqueta y de sentimientos, y me puse a hacer vidas. Vidas que molaban muchas veces, que aburrían otras tantas, vidas anodinas o vidas efímeras, encima de un escenario o aplaudiendo entre bastidores, o en las bambalinas;  vidas que se llevaban la palma, en las que se brindaba a veces con mezcal, a veces con vodka, nunca con agua. Vidas en las que pasear por los canales de Amsterdam o las ruinas de Coimbra, vidas en las que descubrir islas francesas que no salen en las guías, vidas de playa nudista de Ibiza y de Madrid contaminado, de Praga en primavera y Barcelona en Navidad. Vidas en las que arrodillarse, bien ante el Origen del mundo de Courbet o ante la tumba de Baudelaire, ante una cama de hospital o en el váter de un chiringuito. Vidas que daban ideas para morir y para matar, y mucho material literario.  



Yo no digo que ningún espacio-tiempo vaya a volver. Mi grado de pretensión no alcanza esos límites de la demencia. Yo sólo digo que está cerca y dado que es una evidencia que está cerca, ¿por qué voy a estropear la alegría  y la magia elucubrando que es posible, cuando no probable, que quizás no vuelva a volver nunca jamás? Que estar cerca no significa estar. Que puede que ni lo vea ni lo toque, principalmente porque  hasta ni yo misma quiera verme ni tocarme. 

Para algunas cosas, soy diez años más joven. Excepto en las arrugas de la frente y las comisuras de la boca, que no perdonan. Vuelvo a tener un contrato precario y cada tres meses he de preguntar si sigue en pie; vivo en lo que fue palacio, pero ya no es un palacio, sino que más bien parece un teatro en ruinas; veo a veces a alguno de los aliados primigenios, y a veces, pero sólo a veces, nos abrazamos y hasta hablamos de lo que fue y hemos seguido siendo, de los que ya no están y de lo que aún no ha sido.
 Sé muy pocas cosas pero de la poca certeza que me queda,  que te quiero con la ignorancia del principio, es la única, porque se me ha borrado todo, y lo más curioso es que solo me siga ocurriendo contigo.


Los supervivientes dicen que quieren rehacer su vida, pero es mentira.  A no ser que, además de gente rota, seas de esa gente completamente loca.
Determina si tú, quieres rehacer o hacer tu vida, sólo tú puedes hacerlo. Qué más da París, Hawai, Amberes  u Oaxaca, como dice la canción.

Y duele otro día...
Y si me tocó bailar con el más feo, también viví para cantarlo...